Me dio mucha ternura hoy en la mañana cuando recibí un mensaje de Amazon alertándome que Baen estaba a punto de reeditar la novela "clásica" de Robert Heinlein, SIXTH COLUMN, y preguntándome si estaba interesado en comprarla. Lo tierno, claro, es que hasta los más asiduos seguidores de Heinlein deben estarse preguntando si todo esto es una broma de mal gusto.
Heinlein siempre fue un autor muy controvertido debido a sus ideas políticas conservadoras y de extrema derecha. Su famosa STARSHIP TROOPERS es un blanco frecuente para todos aquellos que les gusta acusarlo de imperialista. Atacarlo hasta se ha puesto de moda en cierta forma, sobre todo en países de Latinoamerica. (Atacar al bonachón de Asimov, por otra parte, te sigue metiendo en problemas hasta el día de hoy. Esto es una verdadera lástima ya que en mi humilde opinión Heinlein siempre fue mucho mejor escritor que Asimov). Inevitablemente, Heinlein también tiene a los que lo defienden a capa y espada. Pero tengo que creer que aun ellos se quedan sin argumentos al momento de hablar de SIXTH COLUMN (algunos de ustedes quizá la conozcan como THE DAY AFTER TOMORROW).
Etiquetada por mucho tiempo como la "novela de CF más racista de toda la historia", este librito ha tenido que sobrevivir a una nefasta reputación. Algunos de los seguidores de Heinlein argumentan que a pesar de ser publicada en forma de libro en 1949, en realidad se escribió en 1941, en plena guerra mundial (aunque hay que mencionar que fue antes del ataque a Pearl Harbor, no después), cuando casi todas las formas de expresión artística en los Estados Unidos mostraban algún aspecto de propaganda anti-Japonesa, y que la novela es tan solo un producto de sus tiempos. La misma excusa se ha utilizado, en mayor o menor medida, para defender el racismo y misoginia descarada de Lovecraft. Estoy de acuerdo que estos eran los mismos años donde el Capitán América aparece golpeando en la quijada a Hitler, y los personajes japoneses en los nacientes campos de los comics y la animación eran poco más que los peores estereotipos étnicos (diablillos de ojos rasgados y dientes enormes), pero creo que aun dentro de este contexto histórico, SIXTH COLUMN es un muy desgraciado ejemplo.
Muchos otros partidarios de Heinlein nos recuerdan que en realidad la novela nace de una idea (y manuscrito) de John Campbell, el famoso editor de la revista ASTOUNDING, quien le pidió a Heinlein que "lo arreglara". El mismo Heinlein posteriormente diría que intento quitar los aspectos más desagradables (en vano) del libro, y que se arrepintió de haberle hecho el favor a Campbell. Hasta el final de sus días insistió que no había quedado satisfecho con los resultados. Puede ser. Obviamente no me consta lo que en realidad sucedió, pero no puedo dejar de pensar en su propia FARNHAM'S FREEHOLD de 1964, con su familia de blancos viajando a un futuro dominado por negros musulmanes (que además son caníbales y con cierta predilección por las mujeres caucásicas), y que tampoco lo deja exactamente muy bien parado, que digamos.
Irónicamente, el racismo no es lo que me molesta de SIXTH COLUMN. Mi problema es que, con todo el debido respeto, es malísima. Ni me voy a molestar en explicar la trama, porque ni al caso viene. Si quieren ustedes leerla y juzgarla por si mismos (siempre una buena costumbre, claro) adelante. Les regalo mi copia. En realidad ni parece escrita por Heinlein, si vamos para el caso. Digan lo que digan sobre sus creencias personales, pero el hombre sabía escribir relatos que te atrapaban desde un principio y no te dejaban escapar hasta que los terminabas de leer. Si yo fuera uno de esos fanáticos adoradores de Heinlein más bien intentaría usar esta defensa. Que mi ídolo en realidad no escribió esta basura.
Con todo esto por favor no vayan a pensar tampoco que soy uno de esos obsesivos de izquierda que odia a Heinlein y su obra. Todo lo contrario, como ya dije en el párrafo anterior, de hecho me gustan mucho (la mayoría de) sus novelas.
Usualmente para no meternos en más problemas nos ponemos todos de acuerdo en alabar sus novelas "juveniles" (lo que hoy se llamarían sus "Young Adult novels") de los años 50s, como FARMER IN THE SKY, ROCKETSHIP GALILEO, TIME FOR THE STARS, SPACE CADET, STARMAN JONES, etcétera. ¡Observen la portada a su derecha! Hasta nos hacen creer que hubo un tiempo en que la CF era más inocente. Obviamente no tan ambiciosas como sus novelas de los 60s como STRANGER IN A STRANGE LAND o THE MOON IS A HARSH MISTRESS, pero si infinitamente entretenidas y bien escritas y, sobre todo, sin todas esas molestas ideas políticas que le causan infartos a tantos lectores. (Aquí seria buen lugar para recordarles que la "infame" STARSHIP TROOPERS inicio como una de esas añorables novelas juveniles, solo que la editorial se la rechazó. Heinlein cambió de editorial, ganó un Hugo, y nunca más se molestó en escribir otra novela juvenil). Son la respuesta ideal para todos aquellos intelectuales, ansiosos de admitir que les divierte leer a Heinlein, pero incapaces de hacerlo (no vaya a creer la gente que en realidad son imperialistas de closet).
Yo mismo confieso que empecé a leer a Heinlein por medio de Editorial Martinez-Roca y su colección Super-Ficción (si, ya sé que la he mencionado hasta el cansancio), con libritos como HIJA DE MARTE (aunque Heinlein nunca la consideró como un libro para adolescentes) o LA BESTIA ESTELAR. En realidad el de Heinlein que más me gustó de esa colección fue el de LAS 100 VIDAS DE LAZARUS LONG, que fue como le pusieron a METHUSELAH'S CHILDREN (una de las contadísimas ocasiones en que el titulo en español era superior al original. Otro buen ejemplo de esto fue cuando le pusieron EL OCTAVO PASAJERO a la película ALIEN de Ridley Scott, pero ya me estoy saliendo del tema). La prosa de Heinlein nunca fue muy barroca o elaborada. Lo que le interesaba era contar historias y no tanto el método. Por todo esto, usualmente sus traducciones se leen muy bien, muy amenas y fiel al espiritu original.
Por eso mismo, hoy voy a releer su cuento "The Menace From Earth", que es probablemente lo más parecido a sus novelas juveniles que jamás escribió en formato corto. (Sus cuentos tendían a enfocarse más en las ideas que en los personajes, a diferencia radical de sus novelas)