jueves, 19 de julio de 2012

BEFORE WATCHMEN

Varios amigos me han reclamado desde que se enteraron que estoy boicoteando todos los comics de la DC desde hace un mes (y durante los siguiente cinco), debido a BEFORE WATCHMEN. Mi propósito nunca fue el de convencer a otros que siguieran mi ejemplo, ni mucho menos. Es más, no se lo había comentado a casi nadie hasta éste momento. En mi opinión, cada quien es libre de disfrutar lo que le dé la gana. Jamás he pretendido decirle a la gente lo que tiene que comprar o no. Por eso mismo me extrañó que algunos se molestaran conmigo cuando yo dejé de comprar comics de la DC. Quiero pensar que yo también gozo de esa misma libertad de comprar o no lo que yo quiera. Un amigo mío, la persona más razonable del mundo, con todas las buenas intenciones del mundo (quiero creer), inclusive me quiso enseñar un par de los mentados comics y me dijo: “Mira, no están tan mal. Ya sé que no es Alan Moore, pero hasta eso resultaron buenos.”


Tristemente, esto solo me demostró que mucha gente no entendió el punto. Yo ya esperaba que los comics de BEFORE WATCHMEN no fueran “tan malos”. De hecho, tomando en cuenta a los escritores y dibujantes que consiguieron para el proyecto yo estaría con la boca abierta si los comics no fueran por lo menos bastante entretenidos. Ese no es el punto. WATCHMEN en realidad es un objeto completo. No requiere, ni desea, continuaciones de ningún tipo. Pero ¿se pueden escribir? ¿Es concebible en nuestras mentes el poder escribir una secuela o precuela? ¡Por supuesto que sí! ¿Eso qué tiene que ver? Si me dan cinco minutos hasta yo podría inventarme una historia medianamente interesante sobre la Silk Spectre en los años 40s, con tintes de novela negra, o alguna aventura sórdida relatando las acciones del Comedian en los años 70s en plena Guerra Fría. Si consiguen que Darwyn Cooke la dibuje, estoy seguro que además se vería muy bonita.

Ese no es el punto.


Mi problema con el proyecto nunca fue la calidad del resultado final. Fue la canallada que DC le está haciendo a Alan Moore. Muchos han argumentado que Moore es un viejito amargado, que la trae contra la DC (y la Marvel en menor medida) y que es un hipócrita porque en el pasado el también ha utilizado personajes que él no inventó. Alegan que los creadores de los personajes de, por ejemplo, LOST GIRLS (una novela de corte pornográfico donde los protagonistas son Wendy de PETER PAN, Dorothy de las novelas de Oz, y Alice de ALICE’S ADVENTURES IN WONDERLAND), no estarían muy contentos con lo que Alan Moore les hizo. Argumentan que Moore firmó un contrato hace 25 años, y aunque fuera un error se tiene que atener a las consecuencias. Esto es lamentable, en mi opinión, cuando los lectores se ponen del lado del personaje en vez de la persona que lo creó. Cuando todo lo que les interesa es leer otra historia de Wolverine, o de Spider-Man, sin importarles si el escritor o el dibujante tienen algún problema con eso. Cuando defienden a la empresa sobre el creador. (Sobre todo porque se bien que muchos de los que me han dicho esto son dibujantes y escritores de comics, y estoy seguro que no les gustaría que algo así les pasara)


Asumo que muchos son demasiado jóvenes para recordar bien lo que paso en 1987. A la mejor ya habían nacido, y leían comics, pero quizá no seguían los detrás de escenas de la industria todavía. 1987, sí, el año que WATCHMEN salió a la venta, pero también fue el año en que los lectores de comics de todo el mundo se unieron (antes que existiera el internet), al igual que muchos de los escritores y dibujantes, es decir, los mismos creadores de comics, para ayudar a Jack Kirby a recuperar todas sus páginas de arte que Marvel se negaba a devolver. Increíblemente, contra todos los pronósticos, Marvel perdió aquella batalla y no le quedo de otra que regresar las miles de páginas originales de arte de Jack Kirby. Como todos los jovenes al final de los años 60s que creían haber cambiado al mundo con sus marchas, todos creiamos que los comics iban a ser diferentes a partir de entonces. Fue el año de los “Creators' Rights”, y DC agarró a WATCHMEN como parte de su propaganda que insistía que ellos, a diferencia de la Marvel, eran una compañía más accesible para los creadores y sus derechos. WATCHMEN, afirmó la DC, pertenecía a Alan Moore y a Dave Gibbons, y los derechos de propiedad (y todas las ganancias) les serian devueltos una vez que los comics quedaran out of print. (Hace 25 años cuando los trade paperbacks y otro tipo de colecciones todavía no eran tan comunes, era normal que después de un par de años, todos los comics quedaban out of print).


Recuerdo bien la aparición de Alan Moore en la Comic-Con de San Diego de ese mismo año, hablando con entusiasmo genuino sobre el proyecto. Lo revolucionario que era y cómo cambiaria el mundo de los comics. Moore no se refería al comic en sí, sino al contrato de trabajo que Gibbons y el habían conseguido. Una promesa de que la industria estaba cambiando al fin. Ya no habría historias de horror como la de Siegel & Shuster, los creadores adolescentes de Superman, quienes habían vendido los derechos de autor a cambio de cien dólares a la DC, que había ganado miles de millones de dólares a partir del personaje. Lo que paso a continuación, supongo, es del conocimiento de todos. DC jamás regreso los derechos a Moore y Gibbons. A partir de un sinfín de argucias, la DC se aseguró que WATCHMEN nunca quedara out of print. Por esta injusticia se revisaron muchos de los futuros contratos de trabajo en todas las editoriales, y sellos como Vertigo surgieron, ofreciendo ahora si verdaderas oportunidades para los escritores y dibujantes y sus creaciones originales. De poco les sirvió a Moore y a Gibbons, claro, pero la industria si cambió gracias a WATCHMEN. Quizá no tanto como habían deseado, pero si mejoró. No solo resultó la más ambiciosa novela gráfica de todos los tiempos, sino un verdadero parteaguas para los escritores y dibujantes que vendrían después. Una pequeña victoria moral, si nada más. Y sin embargo, a pesar de lo sufrido por ambos creadores, debo mencionar que siempre me quedó la impresión que Paul Levitz, el mandamás de la DC hasta hace un par de años, por lo menos respetó el espíritu del contrato, pues siempre se rehusó a la tentación de publicar secuelas (o precuelas) de WATCHMEN, ni siquiera cuando la película finalmente salió. Todo esto cambio el minuto que Levitz dejo la silla, y Dan Didio, Jim Lee y Geoff Johns se convirtieron en los jefes.

Los rumores de que nuevos comics de WATCHMEN venían eran secretos a voces abiertas. Grant Morrison (que como todos saben, no se lleva muy bien con Moore por razones que no vienen al caso) se negó terminantemente cuando le ofrecieron el proyecto. Lo llamó una falta de ética descarada. Ed Brubaker, por ejemplo, también se negó. Inevitablemente, sin embargo, la DC encontró a escritores y artistas que aceptaron el proyecto. Algunos de ellos muy buenos, lo que sea de cada quien. Mi problema en realidad no es con ellos. Todos tenemos que ganarnos la vida de una manera u otra. Pero en resumen, yo no pienso comprar ningún numero de BEFORE WATCHMEN, y hasta que no terminen de salir (en 5 meses) tampoco voy a comprar nada de la DC. Normalmente compraba una docena de comics de DC a la semana. Unos 40 o 50 dólares. Al mes lo redondeo en 200 dólares. Ni por un momento creo que mis pequeños 200 dólares que va a dejar de recibir la DC los tenga muy preocupados. De nuevo, ese no es el punto.

Es más, revisando las cifras de Diamond (los distribuidores), observo que de hecho los comics de BEFORE WATCHMEN están vendiendo muy bien. DC se salió con la suya. No importa. No significa que voy a cambiar lo que estoy haciendo. Estoy seguro que algunos que leen éste blog me dirán que ellos si están comprando BEFORE WATCHMEN y además lo están disfrutando. Perfecto. Como mencioné arriba, cada quien debe comprar lo que le gusta. Espero que lo estén haciendo porque lo consideren bueno, y no solo para molestar a los “geeks que se niegan a hacerlo”. De verdad, compren estos comics si es lo que están buscando. La página de hoy solo fue para explicar (para ya no tener que hacerlo cada vez que me preguntan) por qué yo no.

lunes, 9 de julio de 2012

EL MUNDO SEGÚN GARDNER DOZOIS

Esta postal tardó un poco más de lo acostumbrado, pero es que ahora le tocó el turno a uno de los tabiques que espero con más ansia todos los años. Para todos los que no pueden conseguir una suscripción a ASIMOV'S o F&SF, o simplemente no tienen el tiempo de leer tantos cuentos, las antologias de final de año son la opción más viable. Y entre ellas, hay una que esta por sobre todas las demás, como un coloso. La antología anual de THE YEAR’S BEST SCIENCE FICTION, editada por Gardner Dozois, cumple 29 años de existencia y se ha convertido en toda una institución dentro del género. Es más, me atrevería a decir con toda confianza que es la institución. Si solo pueden comprar un libro en todo el año, por fuerza tiene que ser este. Como dije, existen otras antologías que ofrecen lo “mejor del año”, claro, pero ninguna tiene el alcance ni la ambición de la versión de Dozois.


Dentro de sus casi 800 páginas (¡más de 300 mil palabras!) se acumulan 35 relatos, muchos con la extensión de novelas cortas (por cuestiones de espacio, la mayoría de las antologías únicamente pueden incluir cuentos cortos). Relatos no solo seleccionados de las sospechosas comunes, revistas profesionales como ASIMOV’S, o F&SF, sino de publicaciones semi-profesionales muy poco conocidas, revistas en línea, y hasta publicaciones que poco tienen que ver con el género como PLAYBOY o THE NEW YORKER. Autores que publican no solo en Estados Unidos (o Inglaterra), sino en Australia, o en Francia o inclusive (contra todos los pronósticos) en Finlandia. Aquí se pueden encontrar a viejos conocidos como Bruce Sterling o Ian McDonald, gigantes de la CF, igual que a nuevos talentos que tan solo han empezado a brillar hace apenas un par de años como Jay Lake o Chris Roberson o Lavie Tidhar. Por supuesto, como todos los años, también vienen nombres que en mi vida he escuchado, como Michael Poore, o Ian Creasey, o David Moles. Nombres que estoy seguro se convertirán en familiares para todos dentro de muy poco. Recuerdo, por ejemplo, la primera vez que leí el cuento de un tal Greg Egan hace más de 20 años, precisamente en la antología de Dozois de ese año. Jamás había escuchado de este autor (escritores australianos no gozan de la difusión que tienen los gringos) pero fue sencillamente uno de los mejores cuentos que he leído en toda mi vida. Un par de años después, por supuesto, Greg Egan ya se había convertido en uno de los Monstruos Sagrados de la Ciencia-Ficción.


No tiene mucho caso que hable de cada uno de los cuentos aquí presentes. Son demasiados y además a muchos ya los mencioné en este mismo blog a lo largo del año pasado (es bueno saber que mis gustos no son tan distintos de los de Dozois). Por ejemplo, el conmovedor “The Choice” de Paul McAuley, sobre el que platiqué en la página de “Semana de Cuentos, No de Novela” de mayo de 2011, y donde dos muchachos se enteran que un dragón ha encallado cerca de donde viven y se lanzan a verlo por sí mismos. Una especie de “Stand by Me” futurista muy bien logrado. O cuentos como “The Way it Works Out and All” del maestro Peter S. Beagle, su hermoso tributo a Avram Davidson, que mencioné en la página de “Cuentos de Julio y Agosto” de julio pasado. En aquella misma postal también platiqué sobre “The Copenhagen Interpretation” de Paul Cornell (muy bien conocido por todos los fans de DOCTOR WHO), parte de su excéntrica serie sobre el agente Hamilton (que de hecho me recuerda mucho al aventurero Dominic Flandry de las historias de Poul Anderson). Quizá no tan bueno como el anterior “One of Our Bastards is Missing”, pero aun así bastante bueno.


En la postal sobre “Los Premios Nebula 2012” de este mismo febrero tuve oportunidad de hablar sobre la sorprendentemente densa “Silently & Very Fast” de Catherynne M. Valente, y hasta les deje un link para que pudieran leerla gratis. Igualmente les recomendé en la misma página la novela corta “The Ice Owl” de Carolyn Ives Gilman. No pude ofrecerles un link para esta historia, pero pronostiqué que de cualquier forma iba “a salir incluida en una, si no en varias, de las antologías anuales de Best of 2011”. Me encanta cuanto tengo la razón. En aquella ocasión hable con lujo de detalle sobre este relato (le dediqué todo un párrafo), pero en resumen me recordó muchísimo a su fenomenal novela corta de hace un par de añitos, “Arkfall” (la señora Gilman, igual que Eileen Gunn, nunca ha sido muy prolífica, que digamos), quizá una de las mejores historias de CF del nuevo siglo. De igual manera, en esa misma ocasión, mencione y recomendé entusiásticamente “The Man Who Bridged the Mist”, de la siempre impredecible Kij Johnson, que me recordó mucho a Zelazny en sus mejores momentos (y que de hecho acabo ganando el Nebula este año).


Y por supuesto vienen una veintena de cuentos que nunca pude mencionar en este blog. “The Dala Horse” de Michael Swanwick. “After the Apocalypse” de Maureen F. McHugh (ok, lo mencioné muy brevemente en la postal sobre “Los Finalistas al Premio Philip K. Dick” de enero pasado). “The Vicar of Mars” de Gwyneth Jones. “The Invasión of Venus” de Stephen Baxter. “Ascension Day” del maestro de la Hard Space Opera,  Alastair Reynolds. “The Ants of Flanders” de Robert Reed (que también mencioné en una de las paginas enumeradas arriba), así como cuentos de Damien Broderick, Geoff Ryman, Pat Cadigan, etcétera etcétera.


Aun con todo eso, dejo lo mejor para el final…

Algo que la antología de Gardner Dozois ofrece que ninguna otra lo hace, son sus ya famosos Prefacios. De casi 100 páginas, se trata sencillamente del resumen más completo de lo sucedido el año anterior en el mundo de la CF. Esto no solo incluye todas las novelas y antologías y colecciones que se publicaron durante el 2011, sino un reporte conciso de todas las revistas dentro del género, incluyendo la dirección de todas y cada una de las mismas, para todos los interesados en enviar sus cuentos. De igual o mayor utilidad inclusive es su recuento sobre los eventos tras bambalinas en todas las casas editoriales. Quiénes son los nuevos editores (y quiénes perdieron su empleo) y qué es lo que están buscando a la hora de comprar manuscritos para novelas. Por si esto fuera poco, Dozois dedica varias páginas a los programas de CF que salieron en la televisión el año pasado, así como a las películas. (Dozois es bastante exigente y típicamente no le acaba gustando ninguna, pero como material de referencia es invaluable). Una lista de los ganadores de todos los premios (Hugo, Nebula, Locus, World Fantasy, Sturgeon, Bram Stoker, etc.) en todas sus categorías viene incluida también. Una sección (este año trágicamente larga) de obituarios cierra tradicionalmente el Prefacio.

En resumen, acaben de leer este blog y vayan a comprarlo.