miércoles, 30 de diciembre de 2015

PÓKER DE COMICS #2

Aprovechando que hemos sobrevivido a otro año más, esta entrega de Póker de Comics está dedicada a lo mejor del 2015. El año fue tan singularmente bueno en cuestión de material de lectura que realizar esta breve lista no fue tan sencillo. Aun haciendo trampa (como en la entrega anterior), y usando un comodín, no alcanzaría para incluir todos los comics que valieron la pena en estos últimos doce meses. Por lo tanto cada entrada requiere de cierto espacio para justificar su inclusión. Así pues, no hay tiempo, ni mucha necesidad, para una introducción demasiado larga. Sin más, pasemos a la mano ganadora de esta ocasión:


GOTHAM ACADEMY (DC Comics) Se siente extraño decirlo pero los dos mejores comics de Batman hoy por hoy son dos series donde Batman no aparece: Batgirl y Gotham Academy. Muy calladamente, ambas series han iniciado una pequeña revolución. Todo inició el mismo mes de octubre del 2014, con la aparición de una nueva serie (una de tantas) en el universo de Batman llamada Gotham Academy, escrito por Becky Cloonan y un autor nuevo de nombre Brenden Fletcher, y con el numero #35 de Batgirl, escrito por el mismo Fletcher y Cameron Stewart. Nuevas series que intentan conceptos nuevos son el pan de cada día en la línea de Batman y la mayoría son canceladas al término de un año. Aquí ocurrió algo distinto. La idea tan innovadora que intentaron en esta ocasión fue… intentar apelar a las jóvenes adolescentes como posibles lectoras. La verdad es que aun cuando las Dos Grandes intentan diversificar sus series a otros géneros (westerns, policiacas, fantasía, ciencia-ficción, etc.) lo hacen con los lectores masculinos en mente. Por el contrario, en Gotham Academy los protagonistas son muchachas que se la pasan con los ojos clavados en su celular, mandando mensajes de texto a sus pocos amigos, revisando obsesivamente sus redes sociales y hasta utilizando apps para resolver crímenes. Es decir, un claro intento por expandir el público lector más allá de los mismos treintañeros (y más viejos) de siempre. Los resultados no se hicieron esperar en cuestión de críticas y sobre todo en niveles de ventas. Por supuesto, Marvel se apuró por seguirles los pasos con Ms. Marvel y Spider-Woman (donde Jessica Drew abandona el uniforme ceñido de los últimos 30 años por uno más práctico, igual que Batgirl, y sus pechos dejan de parecer balones de basketball) y hasta cierto punto con Spider-Gwen. Esto les podrá parecer como que las Dos Grandes acaban de descubrir el hilo negro, considerando lo importante que es el mercado Young Adult para las editoriales de prosa en la actualidad, pero por desgracia los comics muchas veces van atrás de la curva. Gotham Academy ha resultado un éxito no solo para el target demográfico que se esperaba sino para lectores de todas las edades, en realidad (de la misma manera que la serie animada de Batman de Bruce Timm y Paul Dini lo logró hace 25 años). Ayuda mucho que, al estar en su propio rincón del universo DC, los autores no tienen que preocuparse demasiado por la continuidad del resto de la línea y por lo tanto son libres de contar las historias que les plazcan. El lector puede ver cuando los mismos autores están entusiasmados por su trabajo y responder de la misma manera. Si tienen hijas, o aun si no pero desean regresar al mundo de Batman, no existe una mejor opción el día de hoy.


RAGNAROK (IDW) Uno de los periodos más gloriosos en la historia del comic de Thor, quizá inclusive aún mejor que los míticos (no pun intended) días de Stan Lee & Jack Kirby de los 60s, fue cuando Walt Simonson se hizo cargo de la serie en la década de los 80s. De la noche a la mañana transformó al comic usando elementos de verdadera mitología nórdica, y mezclándolo con su tan particular estilo de dibujo. Esos épicos cuatro años siguen en los recuerdos de la mayoría de los lectores hasta el presente. Todo lo que ha hecho Simonson desde entonces se ha medido y comparado, justamente o no, con esos 46 números de hace 30 años. Si ahora le añaden que en el 2014 Simonson anunció que su nuevo comic se iba a llamar Ragnarok, ya se podrán imaginar las expectativas imposibles que se generaron. Por fortuna, a pesar de todo esto, Ragnarok no decepciona. Desde la primera página hasta la última, la historia esta empapada en gloria, grandeza y mito de una manera que ni The Mighty Thor podía serlo. A pesar del título, no se trata de un recuento del famoso fin de los dioses (eso ocupa tan solo las primeras páginas del primer número) sino de lo que ocurre después. Un mundo donde Asgard y todos sus dioses y héroes han muerto, vencidos al fin en el campo de batalla en la Última Gran Guerra. En este universo desolado y sin esperanza, una asesina acepta una comisión para matar a un campeón que murió hace mucho, mucho tiempo. Simonson es uno de los pocos dibujantes que se pueden comparar al mismísimo rey Kirby (no por nada su serie de Orion de los 90s es quizá la única que usa personajes del Cuarto Mundo de Kirby que ha sido aceptada con cariño por los lectores). Cada página es una explosión de acción. Lo que a primera vista parecería caótico está en realidad coreografiado con la precisión de un maestro narrador. Los viejos trucos de extraños ángulos de cámara y hasta de efectos de sonido, tan familiares para los lectores veteranos de Simonson, están presentes así como una plétora de nuevas técnicas. Los que hemos seguido la carrera de Simonson conocemos de sobra su habilidad para ilustrar lo fastuoso y majestuoso, pero hasta a mí me alegra descubrir que Simonson a sus 70s años es capaz de seguir innovando. Por si nada de esto los ha logrado convencer, el comic incluye a un Thor zombie. Un cadáver viviente sin mandíbula, pero con su martillo, en una última misión suicida. En serio, ¿qué más le piden a la vida?


THE FADE OUT (Image) ¿Acaso alguien puede discutir que los mejores comics de crimen de la última década nos han llegado de la mano de Ed Brubaker & Sean Phillips, los maestros del noir grafico? Su nueva serie, The Fade Out, situada en el Hollywood de 1948, (es decir, cuando el letrero en la colina todavía decía “Hollywoodland”) fue su obra de este año y para cuando estén leyendo esta edición de Supersonic habrá ya salido el último número. La elección del local era inevitable y en efecto ha resultado muy afortunada. Los Ángeles es la ciudad del noir por excelencia, no Nueva York como muchos piensan, desde los días de Chandler hasta el día presente con las novelas de Ellroy; la ciudad donde el homicidio de la Dalia Negra se convirtió en mitología. Desde siempre, el corazón obscuro de esta urbe ha sido Hollywood la decadente, nido de mil y una historias de corrupción y abuso de poder. Solo hay que leer libros como Hollywood Babylon de Kenneth Anger para conocer lo que en realidad ocurre detrás del glamour. (Hay que aclarar que aunque el libro no es ficción supuestamente, exagera tanto la verdad que para propósitos prácticos lo es). En efecto, en The Fade Out no van a encontrar a gángsters y policías sino algo peor, a estrellas de la Edad de Oro del Cine. El protagonista no es un detective sino un escritor de películas, casi sacado de Sunset Boulevard o, si prefieren una referencia quizá más exacta, de  In a Lonely Place de Bogart, que despierta de su última borrachera para encontrar en la habitación de al lado el cadáver de una joven que estaba en camino de convertirse la siguiente gran actriz. Antes que pueda hacer nada al respecto, el crimen ha sido encubierto. La policía de LA está en el bolsillo de los grandes estudios y nadie quiere saber nada. Nuestro protagonista, como buen personaje noir, está satisfecho con esto. Se siente culpable, pero tampoco quiere problemas. Por desgracia el mejor amigo del escritor (vetado de los estudios por su pasado comunista) quiere venganza e intenta chantajear a los dueños del estudio. Más y más secretos saldrán a la luz, hasta terminar en catástrofe para todos los involucrados… Sin pretender ser tan ambiciosa como su legendaria Criminal (más bien una serie de mini-series, cada una contando una historia con elenco diferente), me atrevería a decir que el guion aquí es tan bueno como cualquiera en Criminal. Ciertamente superior a la más reciente Fatale (que ya de por sí era excelente, aunque la mezcla con tintes Lovecraftianos no siempre fue perfecta)


STRAY BULLETS: SUNSHINE & ROSES (Image) En la década de los 90s mientras los comics de superhéroes pasaban por uno de sus peores momentos, los comics de crimen se volvieron a poner de moda gracias a los esfuerzos de autores independientes como (la futura súper-estrella) Brian Bendis, Marc Andreyko, y sobre todo series como Kane de Paul Grist y la obra maestra conocida como Stray Bullets de David Lapham. El comic rara vez salía mensualmente pero cuando un nuevo número aparecía era noticia de primera plana para los lectores. Por una variedad de razones, después de cuarenta inolvidables números, Stray Bullets dejó de salir a finales del 2005 (a mitad de uno de los cliffhangers más famosos en la historia de los comics). Cuando ya todos lo habíamos dado por perdido, en el 2014 Lapham anunció que regresaba a trabajar en Stray Bullets, ahora a través de Image. Primero con el famoso numero #41, la conclusión del arco de hace diez años, y luego con la mini-serie The Killers en el 2014, y este año con Sunshine & Roses. Esos son tan solo los nombres de cada arco. Esencialmente es la misma serie de siempre y ahora vamos en el #58. Igual que antes, cada número es una historia completa con un principio y un final, pero que funcionan además como capítulos en una novela. Cada arco/novela además funciona como un eslabón más de una mega-novela. No necesitan haber leído los 41 números de la serie original para entender esta nueva versión (aunque la van a disfrutar más). De nuevo, cada historia y cada arco, son auto-contenidos. Es envidiable la habilidad de Lapham para lograr esto mes tras mes, solo comparable con lo del maestro Stan Sakai, una fuente inagotable de historias, en el legendario Usagi Yojimbo. Habiendo dicho eso, la experiencia se va enriquecer mucho si hacen el esfuerzo de buscar los originales. De cualquier manera, Image ha vuelto a sacar los recopilados originales o sea que se consiguen muy fácil. Como la narración no es lineal, la historia va saltando en el tiempo ida y vuelta de fines de los 70s a principios de los 90s, se pueden leer en el orden que ustedes prefieran para aun mayor comodidad. Como lector desde el principio de Stray Bullets, les puedo decir que con el paso de los años todos estos personajes, desde prostitutas y drogadictos hasta matones y estafadores, pedófilos y traidores, se han vuelto casi entrañables y sus peripecias algo importante para mí. He lamentado la muerte de más uno de ellos, aunque como Lapham constantemente se salta en el tiempo que un personaje muera no quiere decir que ya no lo volveremos a ver. Imaginen al personaje de Travolta en Pulp Fiction después de que muere y cuando lo volvemos a ver tan solo unos minutos después. Una de las pocas verdaderas obras maestras del género.


ZERO (Image) Esta experimental serie en realidad inició en el 2014 pero terminó triunfalmente hace unos pocos meses. Al principio parecía tan solo la historia de un agente secreto que una misteriosa organización del gobierno mandaba a hacer los trabajos sucios que nadie más podía, o quería, hacer. Guiones llenos de tensión y violencia, bastante buenos, pero que en ningún momento parecían estar reinventando la rueda. Entonces salió el número #4 que lo cambió todo, y de repente para el final del siguiente número ya nos encontrábamos a mitad de un alucinógeno comic de ciencia-ficción. (En el número #10 hay un momento verdaderamente digno del maestro PKD). El checo Ales Kot es todavía muy joven, apenas 28 años y menos de cuatro escribiendo comics, pero desde el principio ha intentado empujar al medio para ver hasta donde se puede estirar. Inclusive con series para las Dos Grandes como The Winter Soldier para Marvel se nota la ambición, añadiendo elementos de filosofía y ciencia de vanguardia, espolvoreados siempre con referencias literarias obscuras, a tramas que se suponen son simplemente de superhéroes. Soy el primero en admitir que no todos sus experimentos han funcionado, pero yo por lo menos aprecio el intento con cada nuevo proyecto. En el caso de Zero cada número cuenta con un dibujante diferente, desde gente más conocida como Michael Gaydos, Alberto Ponticelli, y Tradd Moore, hasta artistas cuyo trabajo le será poco familiar a la mayoría (a menos que nombres como Stathis Tsemberlidis o Marek Oleksicki les sean conocidos). Zero es verdaderamente uno de esos comics raros donde uno no sabe qué esperar a continuación. Ha habido números que fueron en esencia una sola pelea larguísima, brutal violencia sin cuartel ni tregua que te deja al final sin respiración, seguidos el mes siguiente por otro donde William Burroughs y Allen Ginsberg se apoderan de la narración y recuerdan más bien el último volumen de The Invisibles de Morrison. Desde largas secuencias sin dialogo, no necesariamente de acción, siempre desde distintos ángulos logrando un efecto muy cinematográfico, hasta meditaciones y verborreas sobre la naturaleza de la realidad. Es una experiencia que debe leerse de primera mano para poder disfrutarla.

El artículo ya se extendió demasiado pero lo cierto es que pude haber mencionado más títulos. Como ya platiqué el número anterior, es una muy buena época para ser lector de comics. Por ejemplo, Providence del maestro Alan Moore ha resultado toda una verdadera revelación (aunque creo que es obvio que se lee mejor de golpe y no en entregas mensuales), mientras que Chuck Palahniuk sorprendió a todos escribiendo la secuela oficial de su famosa novela Fight Club en forma de una mini-serie de 10 números para Dark Horse (ojo, es secuela de la novela y no de la película de Fincher). Kieron Gillen regresó para una última entrega de Phonogram con la mini-serie The Immaterial Girl, y si crecieron en los años 80s y recuerdan con cariño la música de esa década de ninguna manera se pueden perder ese comic. Wolf, del mismo Ales Kot que aparece arriba, es quizá el mejor comic de Warren Ellis no escrito por Warren Ellis. Southern Bastards, por supuesto, continúa siendo una joya del rural noir. También habría que mencionar a varios de los títulos que se discutieron en el artículo anterior (y que por eso mismo ya no repetí en esta ocasión) como Ody-C, Nameless y Black Science. A Starve de Brian Wood y Danijel Zezelj apenas y lo pude mencionar en ese entonces pero resultó tener un gran año también. Así que pónganse a ahorrar porque hay muchísimo material que comprar.

¡Feliz año nuevo a todos! 

jueves, 19 de noviembre de 2015

CHINA MIÉVILLE, EL AUTOR QUE TODOS QUEREMOS SER

Por andar tan preocupado el mes pasado en ponerme al corriente con mis reseñas de los libros que compré en septiembre apenas descubro el pequeño detalle que jamás escribí nada sobre THREE MOMENTS OF AN EXPLOSION, la última colección del brillante China Miéville, que conseguí desde agosto. Hora de remediar tan garrafal error. Después de todo, Miéville siempre es invitado de honor en este blog. Por alguna razón no mucha gente parece haber notado que Miéville nos tenía muy abandonados en años recientes. Quizá como ya es tan famoso y constantemente ofrece entrevistas sobre el tema que sea nos parece que sigue con nosotros, pero la verdad es que llevaba desde el 2012 sin publicar nada. Antes de eso cada dos años aparecía nueva novela, casi como reloj. Cuando me enteré que por fin la sequía iba a acabar, pero que el libro iba a ser una colección de relatos cortos, admito que quedé algo desilusionado. Varios de sus cuentos me han encantado pero ninguno me ha fascinado de la misma manera que sus novelas. “Jack” es un pequeño derroche de imaginación desbordante, pero palidece al lado de PERDIDO STREET STATION. “Details” es una obra maestra del horror sicológico de apenas 13 páginas, ¿pero qué puede decir al lado de THE CITY & THE CITY? ¿Podemos comparar “Reports of Certain Events in London” con UN LUN DUN? Por supuesto, de cualquier manera corrí a comprarlo. Imaginé que sería un divertimiento aceptable mientras sigo esperando su siguiente novela. Lo que jamás esperé fue quedarme boquiabierto, consumido por la envidia (de la buena y de la mala) y la admiración.

Lo primero que me alegró fue cuando revisé la indicia del libro y vi que no conozco ninguna de las revistas donde publicó estos relatos. Es decir, todos eran nuevos para mí. No estoy seguro por qué la colección inicia con “Three Moments of an Explosion”, una simple viñeta de dos páginas que hasta da nombre al libro. En tan solo un manojo de párrafos Miéville nos lanza varias ideas y conceptos muy ingeniosos que yo nunca había leído en ninguna otra parte (el sello de la casa de Miéville) y efectivamente, como otras personas han indicado, el resultado final es muy Ballardiano, pero a duras penas causa una impresión. Mis dudas se evaporan, sin embargo, con el siguiente relato. “Polynia” es muy superior (aunque estoy de acuerdo que como título para la colección habría sido muy pobre) y de inmediato queda grabado en la mente del lector. Desde la premisa sinsentido (jamás explicada) hasta la prosa lírica, todo es perfecto. Caso curioso, esta historia me recuerda mucho más a Ballard, con sus icebergs flotando silenciosamente sobre la ciudad de Lóndres. (Rastros de la inolvidable “The Watch-Towers”). Cuando estos témpanos de hielo se acercan plácidamente a la superficie dejan tras de sí un rastro de escarcha y nieve a lo largo de las calles. Una imagen tan evocadora como cualquiera de THE CRYSTAL WORLD. Lo que ocurre con los aficionados que se atreven a escalar estas montañas de hielo voladoras es al mismo tiempo poético y de horror. Recuerden, únicamente el 10% de un iceberg es visible. Aquí lo pueden leer gratis, en caso que todavía no lo hayan hecho (cuando salió hace unos meses causo bastante revuelo)

La cosa no solo mejora sino que mis manos tiemblan cuando me encuentro con “The Condition of New Death”, y en el espacio de apenas cinco páginas vuelvo a enamorarme de la imaginación de este inglés calvito. Si uno lee suficiente llega un momento en que casi cualquier idea le parecerá similar a alguna otra que ya leyó con anterioridad. Por eso mismo es casi un shock eléctrico cuando se topa con algo completamente nuevo y sui generis. No me ha ocurrido con mucha frecuencia pero recuerdo cada uno de estos momentos como si hubieran sucedido ayer. De hecho me gustó tanto este  relato que de inmediato reviso en dónde fue publicado originalmente y descubro que era un panfleto que se regaló afuera de una exhibición de arte. WTF?? Aparentemente también se entregaron otros panfletos, cada uno con una historia diferente, todos incluidos en este libro. Decido saltarme el orden de la colección y busco el siguiente mini-relato. “Syllabus”  me vuelve a sacudir. Esto es imposible… Sin parpadear, me saltó las páginas hasta encontrar el siguiente. “Rules” resulta aún mejor. Puta madre, yo quisiera haber escrito esto, es lo primero que cruza mi cabeza. Tengo que volver a leer sus tres páginas para asegurarme que no lo estoy imaginando. En efecto, ¿quién fue el primer niño en la historia del hombre que jugó a ser un aeroplano, con los brazos extendidos hacia afuera? Sin poder resistirlo, busco el último de los panfletitos. “A Second Slice Manifesto” me deja paralizado. Hay más imaginación en estos mini-cuentos que en las novelas de cualquier otro autor, y a estas alturas del partido empiezo a considerar seriamente que todos los demás escritores en el mundo mundial somos la sombra de Miéville. Algo que no me había sucedido desde THE CITY & THE CITY (y antes de eso con PERDIDO STREET STATION casi 10 años antes). Para compensar busco el relato más largo de la colección. “In the Slopes”, sobre una ciudad desenterrada a mitad de una isla volcánica, un relato perfectamente escrito y que sin embargo me resulta bastante ordinario. Qué reacciones tan curiosas me está provocando este librito. “Säcken” es casi igual de largo y aquí me vuelvo a encontrar al Miéville escritor de horror. Un horror que difícilmente revela su origen. Es decir, no tanto Laird Barron sino más bien el Michael Cisco de SECRET HOURS.


Es sorprendente la cantidad de géneros que abarca esta colección. “The Dowager of Bees” me recuerda las historias de box que Lucius Shepard solía escribir, mas leyenda y mito que realidad. “Covehithe”, donde enormes plataformas petroleras literalmente marchan fuera del mar para reproducirse, es lo más parecido al Miéville de Bas-Lag. La ambición del autor es tan grande que por desgracia no todos los relatos aquí presentes son perfectos. Los tres guiones de trailers cinematográficos me parecieron bastante simplones, la verdad. “Watching God” es tan enigmático que confieso no haberlo entendido del todo (aunque la atmosfera que maneja es asombrosa). Otros, como el melancólico “The Rope is the World”, sobre elevadores espaciales abandonados,  son bellísimos pero no llevan a ninguna parte. “The Buzzard’s Egg”, un monologo de un hombre que vigila a dioses encarcelados, es igual. Uno casi desearía que Miéville hubiera dedicado más tiempo a expandirlos, aunque claro muchas veces ese es el propósito de cuentos muy cortos. El último relato de la colección, “The Design”, es quizá el que usa la prosa más sencilla y sin embargo el que más logra esa sensación numinosa que yo tanto identifico con Miéville. Como siempre gran parte del placer de leer a China Miéville yace en su manejo del lenguaje. “Epochal thanatological shift” o “His colleagues strove to decode this hydrocarbon Ragnarok” son el tipo de frase que no suelo encontrar en los libros de nadie más. En resumen creo que sigo disfrutando más sus novelas que sus cuentos cortos pero debo admitir que la colección me ha dejado azorado. Por mucho la mejor colección que he leído en años. Es notable lo mucho que ha crecido el autor en tan solo una década, desde LOOKING FOR JAKE, su colección anterior, a pesar que ese libro incluía el ya clásico “The Tain” así como el relato que daba nombre a toda la colección. Más por favor…

lunes, 2 de noviembre de 2015

STEPHEN BAXTER, HISTORIADOR DEL MAÑANA

Otro libro que pude leer en septiembre (de hecho venia en la misma caja que LUNA) fue el de XEELEE ENDURANCE, la nueva colección de relatos de Stephen Baxter. Como el titulo ya nos lo indica, todos los cuentos aquí presentes son parte de su larguísima Historia Futura que Baxter lleva escribiendo desde hace casi 30 años. La saga de los Xeelee es una de las secuencias más elaboradas en toda la historia de la ciencia-ficción, un mosaico compuesto por media docena de novelas e incontables relatos que ocupan millones de años, del principio del tiempo hasta su final, así como prácticamente la extensión del universo entero. Baxter quizá no maneje la mejor prosa en el género pero en cuestión de ambición deja corto hasta a Stapledon.


Menciono lo de la prosa porque hasta yo debo admitir que Baxter no es un escritor para todos. Igual que muchos otros autores de CF Dura, el desarrollo de los personajes no es su fuerte. Lo suyo son las ideas, ideas colosales. Ideas con I mayúscula. Siempre estoy a la caza de la siguiente colección de Baxter (sobre todo si es de los Xeelee) porque con el paso del tiempo me he dado cuenta que disfruto mucho más los relatos cortos de este escritor que sus novelas, donde los defectos que menciono arriba son todavía más notorios. A Baxter muchas veces lo comparan con Clarke (con quien inclusive colaboró en un par de libros), y entiendo muy bien a lo que se refieren pero en realidad a mí siempre me ha recordado más a Hal Clement (o al Niven de THE INTEGRAL TREES o “Neutron Star” por lo menos). Clarke era mejor escritor que Baxter pero Baxter es de los pocos que le gana en cuestión de Ideas Grandes al viejo maestro. Relatos Xeelee anteriores como “The Gödel Sunflowers” y “The Quagma Datum” creo que ilustran el punto a la perfección. Por el contrario, creo que Clement, un autor de estilo de prosa muy simplón pero que manejaba conceptos descomunales es su antecesor directo. No solo por los complicados escenarios alienígenas que conjuran, sostenidos por la ciencia más rigurosa, sino por el punto de vista de protagonistas extraterrestres. “The Sun-People”, “The Logic Pool”, o el inolvidable “Cilia-of-Gold” (y ni qué decir de novelas como RAFT y FLUX) recuerdan a la perfección al clásico MISSION OF GRAVITY.

Como de costumbre en sus colecciones Xeelee los relatos en este libro vienen en orden cronológico. Personalmente siempre he preferido leerlos en orden de publicación. Me gusta ver cómo desarrolla un autor su universo en tiempo-real (y en el caso particular de Baxter para evitar repetición) y aquí creo que se demuestra el acierto de mi decisión. Los relatos más viejos de la colección son los cuatro que publicó en ANALOG hace como 10 años pero que por coincidencia aquí van hasta el mero final. Esto es una lástima porque en virtud de ser casi completamente diferentes al resto de los relatos Xeelee resultan los más atractivos para lectores veteranos de Baxter. Estas historias ocurren casi cinco billones de años en el futuro. Es decir, tienen poco o nada que ver con lo que viene antes, casi como si fueran un universo aparte. A pesar de ser CF Dura (hay que ser pacientes ya que uno tarda en entender lo que en realidad está sucediendo), en realidad son como pequeñas fabulas de LeGuin, sobre todo los primeros dos.


 Por el contrario los primeros relatos de XEELEE ENDURANCE no estoy seguro que sean ideales para alguien que no es lector de Baxter de hace años. “Return to Titan” ocurre en el futuro cercano pero a menos que uno esté familiarizado con algunas de las primeras novelas de Baxter, como TIMELIKE INFINITY, el lector casual quizá no la disfrute tanto. Lo mismo ocurre con “Starfall”, aun con las paginas en letra cursiva que sirven de explicación entre cada relato. El cuento de “Remembrance” lo recuerdo de THE NEW SPACE OPERA de Dozois de hace unos años y honestamente no se beneficia mucho a la hora de su segunda lectura. (La verdad lo recordaba mejor. Y eso que en aquella colección compartía espacio con la obra maestra “Muse of Fire” de Dan Simmons). La cosa mejora bastante con los siguientes relatos, sin embargo. Un elemento relativamente nuevo en la saga de los Xeelee es la guerra con los Silver Ghosts, que recordamos de cuentos como “On the Orion Line” o “Planck Zero”, y que es una de las mejores secciones de RESPLENDENT (su colección Xeelee anterior). Aquí se menciona tan solo en “The Seer & the Silverman”, uno de los cuentos más largos de la colección y que yo recordaba con cariño de la antología GALACTIC EMPIRES de hace unos años (aunque quedaba lejos de la monumental “The Tear” del maestro Ian McDonald y “The Six Directions of Space” de  Alastair Reynolds, se defendía muy bien). Recuerdo sobre todo la imagen tan evocativa de detonar una supernova para disparar estrellas neutrones contra blancos enemigos. Los Silver Ghosts, igual que Baxter, piensan en grande. Irónicamente aquí es donde si uno es lector de Baxter de hace varios años el relato pierde fuerza si tan solo por las muchas similitudes con otras historias anteriores de Baxter. Por desgracia es un defecto muy común con este autor. Así como “Blue Shift” tenía más de una similitud con “The Quagma Datum”, por ejemplo, de la misma manera aquí “The Seer & the Silverman” es quizá demasiado parecido al anterior “Soliton Star” (y con “Planck Zero” también, si somos honestos).

“Endurance”, que da nombre a la colección, es el único relato nuevo y creo que es de los mejorcitos. “Gravity Dreams”, que viene a continuación, también es de lo mejor que ofrece este libro. Es decir, a pesar que soy de la opinión que VACUUM DIAGRAMS, la primera colección Xeelee, sigue siendo por mucho la mejor (y hasta cierto punto la única cuya lectura es verdaderamente indispensable si se es lector serio de CF), XEELEE ENDURANCE incluye un manojo de relatos que nos demuestran que esta saga todavía no ha dado todo lo que tiene por ofrecer, aun después de tantos años.


martes, 27 de octubre de 2015

LA LUNA AZUL, LA LUNA AZUL...

Siempre que me preguntan por qué no actualizo más seguido el blog (¿que ya no lees libros?) la respuesta es la misma. Sigo leyendo una novela por semana. Es solo que no todas las disfruto. He descubierto que cada vez le exijo más a un libro. (Es obvio que me estoy convirtiendo en un anciano enojón). Sin embargo, como me niego a ser uno de esos haters que solo escriben para informarnos lo mucho que odiaron un libro, mejor no digo nada si algo no me gustó. Esto explica porque hay varias semanas sin postal, pero por fortuna nada tiene que ver con la razón de la desaparición del blog el mes anterior. La verdad es que los libros que pude comprar en septiembre y octubre están entre los que más me han gustado en lo que va del año. Es solo que la vida real tiene ese mal hábito de robar todo tu tiempo en los momentos más inoportunos. Así pues, en las próximas semanas intentaré ponerme al corriente con las reseñas de todas mis lecturas de los últimos 30 días. No se me ocurre mejor punto de inicio que con la monumental LUNA, la nueva novela del maestro Ian McDonald.


Lectores veteranos del blog recordaran mi enorme admiración por este autor (la ocasión más reciente me parece que fue en la lista de Mis Cinco Novelas Marcianas Favoritas, donde coloqué a DESOLATION ROAD en primer lugar) así que ya mejor no los aburro. Simplemente digamos que este era uno de los libros que esperaba yo con más ansias este año y dejémoslo así. Claro, este tipo de expectativas imposibles tienden a hundir a una novela… pero McDonald es un viejo zorro de mar y me da mucho gusto que esto no sucedió. De hecho, si tuviera que volver a escribir la lista de Mis Cinco Novelas Lunáticas Favoritas mucho me temo que THE MOON IS A HARSH MISTRESS de Heinlein ya no ocuparía el primer lugar.


Si en RIVER OF GODS McDonald logra recrear hasta el último detalle una India del futuro cercano (y digo en serio lo del hasta el último detalle), y logra repetir el truco con BRASYL y THE DERVISH HOUSE (con Brasil y Estambul respectivamente) aquí intenta lo mismo con el asteroide terrestre. Con un mundo entero como lienzo, McDonald es libre para desplegar todos sus músculos creativos en un desplante virtuoso. LUNA es a grandes rasgos la historia de cinco familias, cinco grandes corporaciones que dominan a la Luna. Los Cinco Dragones. He escuchado que algunas personas ya la están llamando GAME OF THRONES en la Luna. Si soy honesto, a mí lo primero que me vino a la cabeza fueron esas novelas de los 60s y 70s de James Clavell, como TAI-PAN. Inclusive McDonald utiliza la frase “noble house” en algún momento. Cuando un personaje usa el termino coreano Hwaejang de inmediato pensé: Ah, este es el Tai-pan de la empresa. La familia Mackenzie me recuerda mucho a los Brock, los acérrimos rivales mercantiles de los Struan. Igual que novela de Clavell, el elenco de personajes en LUNA es inmenso. Cada familia está representada por dos o tres generaciones, y podría llenar una novela por sí sola. Si añadimos que las familias están relacionadas entre sí (por razones políticas) por una multitud de matrimonios, y es legal tener más de un matrimonio, ya sea heterosexual o no, entonces supongo que entiendo por qué muchas personas han dicho que es una novela densa. Estoy de acuerdo que hay que poner atención pero a mí no se me hizo particularmente problemática. De hecho, a pesar de sus poco más de 400 páginas la pude acabar en 5 días. (Por ejemplo, RIVER OF GODS que disfruté igual, me tardó casi 10 días terminar sus 600 páginas).


Debo mencionar que no soy muy afecto a esas novelas (tan populares hoy en día) que empiezan con un “glosario de personajes”. Me queda claro que en esta época de ADD ese tipo de listas son muy útiles para los lectores, pero personalmente a mí me gusta cuando el autor me avienta al lado profundo de la piscina y tienes que nadar como puedas. Me salté la lista de personajes en THE GRACE OF KINGS de Ken Liu hace unos meses e hice lo mismo aquí. No hubo ningún problema. A pesar que (como ya mencioné) McDonald maneja un elenco enorme, jamás fue necesario consultar la mentada lista. El autor es tan eficiente a la hora de desarrollar personajes que la lista es redundante, y asumo que fue idea de los editores. Me dan lastima aquellos lectores que necesitan este tipo de muletillas. Lo curioso de todo esto es que McDonald ha elegido escribir una novela sin protagonista. Ninguno de los muchos (muchos, muchos) personajes se puede decir sea el verdadero héroe o villano de LUNA. Todos tienen su tiempo en el escenario. La idea es hacer de la sociedad en la Luna el principal personaje.


Es interesante que una de las familias principales del libro (posiblemente lo más cercano a protagonistas que tiene LUNA, si bien nadie está en el mismo bando en realidad) proviene de Brasil. Es bueno ver que toda esa research para BRASYL sigue rindiendo fruto años y años después. A pesar que BRASYL no es mi favorita de McDonald es evidente que el autor es un enamorado de esa cultura, sus nombres y costumbres, y se deleita en mencionarnos una y otra vez lo atractivos que son los hombres y las mujeres cariocas de esta novela. Lo vanidosos y orgullosos que todos están con sus cuerpos. Si los lectores se sienten feos, o tienen cierta envidia ante aquellos bendecidos genéticamente, a la mejor no van a disfrutar de la novela. El estilo de moda es fundamental para todos ellos. Uno de los capítulos más entretenidos es precisamente cuando la anciana Adriana Corta (¡Mâo de Ferro, la Mano de Hierro!), la fundadora del Quinto Dragón, recuerda su vida de joven en Brasil. Varias de esas escenas me recordaron los mejores momentos de DAYTRIPPER, esa obra maestra de los hermanos Gabriel Bá y Fabio Moon.


Un detalle que también atrajo mi atención es el uso ubicuo de las impresoras 3D. Parece que ya no hay novelas de CF hoy en día donde no aparezcan. Son como la nanotecnología a mitad de los 90s, donde si tu novela no incluía nanotecnología debías dedicar varias páginas, si no es que capítulos enteros, para explicar por qué no. Otro detallito que me fascino (aunque probablemente a nadie más a menos que también sean economistas como un servidor) fue la parte del Rao Forward. No pregunten, solo léanlo. Tan solo es un puñado de párrafos, pero un escritor menor podría haber escrito toda una novela a partir de eso. Si les aburrió la explicación del “slow money” en NEPTUNE’S BROOD de Stross esto los va a poner a dormir. Por cierto, también me encantó la manera correcta de preparar un Blue Moon, pero supongo que necesitan ser alcohólicos como un servidor para apreciarlo.

Las escenas finales con el duelo entre campeones de las respectivas familias es digno del Paul Atreides vs. Feyd-Rautha Harkonnen (y lo que ocurre a continuación en efecto recuerda el final de la primera sección de DUNE). Así es, por desgracia leyeron bien. Las escenas finales de LUNA llevan a un… To Be Continued.

Qué decepción. Tanto así que casi logró amargarme la experiencia. No lo hizo, por supuesto. La novela es demasiado buena, pero fue una desilusión. En efecto el único defecto que le veo al libro es que, a diferencia de RIVER OF GODS y los demás que mencioné arriba, no es una historia completa. McDonald finalmente cayó en la tentación comercial de escribir una serie (aunque por lo menos resiste el impulso fácil de escribir una trilogía, como Ken Liu y Cixin Liu, y solo va a ser una duologia). En fin. Por supuesto que la novela es tan rica en detalles que se puede escribir una secuela, inclusive varias. Para el caso RIVER OF GODS era igual, y sin embargo McDonald nunca lo hizo, un detalle que siempre agradecí. Extraño los días cuando los escritores contaban todo lo que necesitaban contar en un solo libro, aunque fuera de mil páginas (y por supuesto la culpa es de aquellos lectores que exigen más trilogías en vez de novelas completas). Ni de broma pienso comprar la segunda entrega (igual que ignoré las continuaciones de los dos Liu). Es una lástima.


A pesar de esto recomiendo muchísimo esta novela a cualquier lector de buena ciencia-ficción sin temor a equivocarme. Sin duda una de las mejores del año. 

miércoles, 23 de septiembre de 2015

POKER DE COMICS

Vivimos en tiempos privilegiados, y no estoy seguro que las nuevas generaciones se hayan enterado. No hace tanto tiempo, si uno era lector de comics no le quedaba de otra que ser aficionado de los superhéroes. Y claro que lo éramos, en algunos contados casos lo seguimos siendo, pero no es lo único que nos gusta leer. Existían alternativas, la mejor siendo la línea de Vertigo de la DC, editada por la legendaria Karen Berger, pero eran la minoría entre la avalancha de superhéroes. El éxito de la última década de las películas de la Marvel logró traer a más gente a los comics… de superhéroes.
            Pero sucedió una cosa chistosa…
            Image, aquella editorial que era el hazmerreír de los años 90s, sinónimo de libros atrasados o inclusive inacabados, se transformó bajo la dirección de Eric Stephenson (a partir del 2009) en el lugar donde escritores y dibujantes podían publicar sus propios proyectos sin interferencia editorial y conservar sus derechos creativos. De la noche a la mañana un manojo de títulos nuevos, frescos y originales, completamente distintos a lo que las Dos Grandes ofrecían (de hecho, material que de ninguna manera podría aparecer de la mano de DC o Marvel), empezaron a salir al mercado. Series sui generis como Chew, o The Manhattan Projects, o Morning Glories, o la multi-premiada Saga. Al mismo tiempo, la venerable Vertigo, alguna vez bastión de los derechos de autor y creadores irreverentes, se vino abajo tras la salida de Berger con el cambio de administración y las demás editoriales independientes se alimentan de la carroña de sus entrañas. Hoy en día Image es el primer lugar al que los creadores llevan sus proyectos, no Vertigo. Y es por esto que este primer artículo para Supersónico se concentra por completo en Image, y sus comics de ciencia-ficción.
Pasemos, pues, a la mano ganadora de esta ocasión:


ODY-C (Matt Fraction & Christian Ward) Básicamente, la Odisea de Homero vuelta a narrar en un contexto futurista en el espacio. Pero lo que a primera vista podría parecer una repetición de lo que R. A. Lafferty ya hizo en su extraordinaria novela de 1968, Space Chantey, resulta en realidad algo más. Mucho más. En la página editorial al final del primer número, Fraction menciona que lo que él quería hacer era su propia Barbarella. Un comic que pareciera salido de un show del Cirque du Soleil o del cabaret Crazy Horse en Paris. Esto lo logra gracias al dibujo alucinante, casi psicodélico, de Christian Ward (recuerdo que en The Infinite Vacation de Nick Spencer era bueno, pero no tan bueno). Cada página es un verdadero festín visual, que asemeja a un viaje de ácido y que complementa perfectamente el excéntrico guion de Fraction. El escritor, por su parte, no se queda atrás y contribuye al efecto descarriado no solo con un alud de ideas y situaciones bizarras sino además escribiendo todo en hexámetro dactílico. ¡Una verdadera experiencia única leer este comic!


NAMELESS (Grant Morrison & Chris Burnham) Nadie maneja conceptos esotéricos e ideas locas como Morrison, uno de los pilares originales de Vertigo y el nuevo editor en jefe de la revista Heavy Metal. Muchos lo han acusado en años recientes, sin embargo, de haberse vendido a las Dos Grandes y solo producir comics comerciales. Otros tantos inclusive ya dan por hecho que sus mejores años quedaron atrás. Por eso fue tan agradable descubrir esta nueva serie. No había visto a Morrison aventar y malabarear tanto alucine desde The Filth. Una expedición es lanzada para interceptar al asteroide Xibalba que se encuentra en ruta de colisión con la Tierra. Pero la superficie de Xibalba está marcada por símbolos y letras en el lenguaje Enochiano. Xibalba no es un asteroide. Lo he dicho antes en otros lugares y lo vuelvo a repetir: Nameless me recuerda al Blindsight de Peter Watts, quizá la mejor novela de CF Dura del siglo XXI. Entre esto y The Multiversity (evidencia de que se pueden hacer comics comerciales sin ser malos), Morrison anda a mitad de una racha creativa envidiable. Manteniéndose a la par de los guiones de Morrison, la imaginación visual Chris Burnham (su viejo amigo de Batman, Inc.) nos asombra con cada nuevo número. No por nada ya muchos lo han comparado con Frank Quitely.


 SOUTHERN CROSS (Becky Cloonan & Andy Belanger) Varias de las nuevas series de CF de Image tienden a involucrar algún crimen, casi como si no estuvieran seguros que la ciencia-ficción por si sola fuera suficiente gancho para los lectores y sea necesario combinarlo con novela negra. (Otros, como Copperhead, combinan la CF con el Western). Ocurrió con The Fuse, y ocurrió con Drifter. Lo menciono porque cuando empecé a leer Southern Cross, un comic que compré exclusivamente por Becky Cloonan, cuyo dibujo siempre he admirado pero que en tiempos recientes se ha pasado a la silla de escritor, confieso que lo primero que pensé es que la premisa era ligeramente similar a The Roche Limit (una serie de Image que al final me acabó decepcionando). Supongo que debí tener más fe en Becky Cloonan. La manera de contar básicamente la misma historia no podía ser más diferente. Una joven mujer debe viajar a la luna de Titán para recoger el cadáver de su hermana, de paso intentando averiguar qué fue lo que realmente sucedió. Los primeros seis números ni siquiera se molestan con esta investigación sino que ocurren durante el viaje mismo, encerrados dentro del claustrofóbico ecosistema social de la nave Southern Cross. El world-building de la Cloonan es prodigioso. El dibujo de Belanger, mientras tanto, es un claro homenaje a esas películas de CF de los años 70s como Silent Running y Outland.


8HOUSE (Brandon Graham & varios) Brandon Graham ya llevaba algunos años creando comics para el mercado independiente (como el brillante King City), pero admito que la primera vez que lo leí fue hasta que participó en el reboot de Prophet para Image en el 2012. Fue Graham el que transformó a ese viejo personaje sin chiste de Rob Liefeld en una verdadera epopeya cósmica digna del Metal Hurlant de los 70s. Igual que con aquellos relatos surreales de Moebius y Druillet, los guiones no parecían tener muchos sentido al principio (y aun si se leen todos de golpe no son del todo coherentes), pero la tormenta desatada de ideas desquiciadas y absurdas es tan fuerte que el lector no puede más que dejarse llevar por el entusiasmo de los creadores y disfrutar el viaje. Todo esto lo menciono porque el nuevo proyecto de Graham quizá sea su más ambicioso. 8House se trata de una serie que tendrá a distintos dibujantes en cada arco, que a su vez involucraran a distintos personajes cada vez, todos en un universo compartido. El primer arco fue “Arclight” y justo a la fecha de publicación de este número de Supersónico que tienen en sus manos, el segundo arco, “Kiem”, sobre un soldado que lucha en forma de proyecciones astrales y con dibujo de Xurxo Penalta, que recuerda mucho al estilo ultra-detallado de Geoff Darrow, habrá iniciado.


TREES (Warren Ellis & Jason Howard) A diferencia de Brandon Graham, alguien que no necesita mucha introducción es el escritor Warren Ellis, que este año finalmente parece haber regresado con una venganza. Con este título, así como con Injection, también para Image (e inclusive Moon Knight para Marvel) Ellis parece rejuvenecido, y recuerda a ese autor renegado y peligroso de Transmetropolitan y Planetary de fines del siglo pasado. En esta serie la Tierra ha sido invadida… por árboles. Los colosos de diez kilómetros de altura plantan sus raíces… y no hacen nada más. Con el paso de los años la humanidad se acostumbra. Se adapta. Mientras más cambian las cosas, los viejos pecados del pasado son los mismos. Jason Howard, igual que Ellis, parece decidido a reinventarse. Su estilo aquí es sucio, casi garabateado comparado con el que usaba hace años en Super Dinosaur (o inclusive en The Astounding Wolf-Man) para Kirkman. Muy recomendado.

Festejando el primer artículo para Supersónico, y porque toda mano merece un comodín, tenemos una mención honorifica:


BLACK SCIENCE (Rick Remender & Matteo Scalera) Remender anunció el mes pasado que dejaba a la Marvel, y sus cómodos salarios, para poder regresar a la arena de los comics de autor, y vaya que ha sido un triunfal regreso. ¡Entre este título y Low, uno no sabe dónde escoger! La premisa aquí puede parecer simple, un grupo de científicos y exploradores perdidos a la deriva a lo largo de una infinidad de mundos paralelos donde todo es posible, pero es en su ejecución donde uno encuentra la diferencia. Los comics de Remender en Marvel (como Uncanny X-Force y Captain America) eran buenos, nadie discute eso. Pero era casi como si el lector pudiera ver la mano invisible de los editores, intentando controlar la imaginación desbocada de Remender. En Black Science la diferencia es casi instantánea y me recuerda, efectivamente, a viejos títulos suyos como Fear Agent, que salió en Image y en Dark Horse también (una de las virtudes de ser independiente). El italiano Matteo Scalera está a la altura del reto, ilustrando cuanta locura Remender sea capaz de concebir. Black Science es como esas historias pulp de los años 30s, que más que tener sentido lo que buscaban era tan solo divertir y entretener. Aventuras completamente impredecibles y que los escritores tenían que acabar y entregar cada semana solo gracias a cantidades industriales de cafeína y anfetaminas. De todas las series nombradas hoy esta es la más añeja, ya habiendo llegado a 16 números, aunque precisamente ahorita se encuentra en pausa y regresara hasta noviembre de este mismo año. ¡Tiempo perfecto para ponerse al corriente!

La verdad es que pude haber mencionado otro póker completo de comics de ciencia-ficción de Image, desde el Starve de Brian Wood y Danijel Zezelj, hasta The Surface de Ales Kot y Langdon Foss, pasando por Descender de Jeff Lemire & Dustin Nguyen, Tokyo Ghost del mismo Remender y el gran Sean Murphy, y RunLoveKill de Eric Canete. Quizá Faster Than Light de Brian Haberlin también. Y eso sería sin siquiera platicar sobre sus series de fantasía, o las de crimen, muchas de ellas extraordinarias. Lo que solo ilustra mi punto inicial.


En la próxima entrega quizá nos toque charlar sobre la nueva línea de comics que está sacando Heavy Metal, o quizá sobre la oleada de títulos nuevos que Vertigo anunció apenas el mes pasado en la Comic Con de San Diego (a la mejor el viejo cadáver todavía tiene algo de vida, después de todo). En estos momentos están apareciendo tantos maravillosos comics que poco o nada tienen que ver con los superhéroes que es virtualmente imposible predecir el tópico de la siguiente columna. De nuevo, vivimos en  tiempos privilegiados.

lunes, 10 de agosto de 2015

EL CAMPEÓN ETERNO VUELVE A ATACAR (Quizá)

Hace un par de meses apareció THE WHISPERING SWARM, la nueva novela de Michael Moorcock, sin ningún bombo y platillo. Hubo una época en que el mundo entero de la literatura fantástica se habría detenido por completo y no se hablaría de otra cosa durante semanas. En fin… Sic transit gloria. Es difícil explicar por qué esto ha ocurrido. A pesar que es cierto que Moorcock se ha alejado algo de la ciencia-ficción y la fantasía en general, la verdad es que nunca nos ha abandonado del todo. Reediciones de sus novelas clásicas aparecen constantemente en ambos lados del charco, manteniendo una presencia casi permanente en el medio. Sin embargo, es imposible ignorar que su última novela de Elric (y de hecho no era enteramente sobre él) salió hace una década, mientras que su última novela de CF fue hace más de 20 años. Lo cierto es que hoy en día Moorcock es conocido por sus novelas “respetables”, el tipo de obras literarias que son nominadas al Guardian o al Whitbread, y no al Hugo. Novelas como la monumental MOTHER LONDON, que tienen a gente como Alan Moore e Iain Sinclair como sus más devotos seguidores, o la tetralogía del Coronel Pyat (que lograron desafiar la paciencia de su humilde servidor como pocos otros libros). Aun así, casi como si no pudiera evitarlo, Moorcock sigue metiendo elementos fantásticos en todos sus libros.


Estoy seguro que nadie ha olvidado sus novelas de los 80s como THE WAR HOUND & THE WORLD’S PAIN sobre Ulrich von Bek, un mercenario librepensador, que es encomendado por Lucifer a buscar el Santo Grial en una Europa devastada por la Guerra de los Treinta Años, o THE CITY IN THE AUTUMN STARS sobre Manfred von Bek persiguiendo al mismo Santo Grial durante la Revolución Francesa, libros de altísimo nivel literario que además resultaron ser dos de las novelas de fantasía más entretenidas de toda la década. Ejemplos como la extraordinaria THE BROTHEL IN ROSENSTRASSE, novelita histórica de corte realista (y casi pornográfica) que ocurre en una Europa que nunca fue antes de la Primera Guerra Mundial, o la inolvidable GLORIANA, que tanto acabó por ofender a las feministas, también saltan a la memoria. Si vamos para el caso, una de las últimas novelas de Elric tenía ni más ni menos que al poeta Ernest Wheldrake como compañero del rey albino (y si no saben quién es “Wheldrake” es que no están entendiendo el juego de meta-ficción literaria que siempre ha jugado Moorcock. Eso, o que necesitan leer más a Swinburne). THE WHISPERING SWARM es un bienvenido regreso a ese tipo de novelas.


THE WHISPERING SWARM es la historia de un joven escritor de novelitas baratas de CF llamado Michael Moorcock haciéndose camino en la vibrante escena literaria del Londres de segunda mitad del siglo XX. Es decir, no contento con utilizar solo algunos aspectos de su vida para ilustrar una novela, como fue el caso de KING OF THE CITY, Moorcock se convierte ahora en el protagonista de su última obra, si bien es obvio que Moorcock toma una página de su amigo Ballard y su propia “autobiografía” en THE KINDNESS OF WOMEN (la secuela menos famosa de EMPIRE OF THE SUN). La primera mitad de la novela tiene pocos elementos de fantasía y excepto por un par de detalles parecería una novela mainstream, aunque aun así resulta un verdadero festín para los aficionados de la historia de la CF, con Moorcock narrando los detrás de bambalinas de las revistas de CF inglesas como SCIENCE FANTASY y NEW WORLDS, editadas por Ted Carnell, así como sus primeros encuentros con gente como John Wyndham, John Brunner, Arthur C. Clarke y hasta Mervyn Peake (su vecino), pasando por sus jóvenes compinches y futuras estrellas J.G. Ballard, Barrington Bailey y Jim Cawthorn. Nadie puede negar que la historia de Moorcock, el hombre que casi por si solo fue el responsable de desencadenar la New Wave británica durante los años 60s cuando se hizo cargo de la misma NEW WORLDS, merece ser contada. En el libro abundan detalles obscuros como la contribución de Wyndham y Harry Harrison en la creación de Elric y lo que Moorcock pensaba en realidad de ciertos editores. No me queda muy claro para qué cambió algunos nombres, como el de Ballard (Jack Allard), el de Thomas Disch (Rex Fisch) o el de la escritora Hilary Bailey, su primera esposa (Helena Denham), mientras que los de la mayoría los dejó igual, pero eso es lo de menos. Recuerdo que en su cuento corto “Stories” (en la antología STORIES editada por Sarrantonio y Gaiman), sobre el suicidio de su amigo Disch, todos tenían seudónimos así que ahí le veía un poco más de sentido. En todo caso, como pueden ver, los seudónimos no son nada difíciles de descifrar así que es quizá irrelevante.


Por supuesto, queda ese par de detallitos que mencioné arriba. Desde que es niño, Michael a veces ve cosas que no son reales. Oye golpes y ruidos que nadie más escucha, el enjambre de susurros del título. Lo que pareciera un simple caso de tinnitus resulta algo más. En algún momento de las primeras páginas, el joven Moorcock conoce al Fraile Isidore, que lo introduce a la comunidad de Alsacia, un barrio oculto en el corazón de Londres, casi un universo bolsillo, donde personajes de toda la historia encuentran refugio. Ahí conoce a la enigmática Moll Midnight. Es aquí donde, igual que en cuentos como “London Bone” o las mismas MOTHER LONDON y KING OF THE CITY, la ciudad misma, sus calles y edificios, se vuelven uno más de los personajes. Todos los sueños de Michael el lector voraz de fantasía parecen hechos realidad, pero el joven está creciendo. Está madurando. La vida real y su nuevo matrimonio lo hacen alejarse de tan fantástico lugar. Pasan los años y continua el ascenso de Michael, el editor y el escritor a lo largo de los 60s (¿existió alguna ciudad más emocionante que Londres durante los Swingin’ Sixties?). Eventualmente, sin embargo, el susurro del enjambre es insoportable. El tedio de tener hijos y mantener la fantasía burguesa lo acaban hartando después de algunos años, a pesar del éxito comercial que sus libros han alcanzado. Esos susurros y ruidos que nadie más oye son cada vez más fuertes, y es solo hasta que por fin regresa a Alsacia que desaparecen. Moll Midnight, tan joven y bella como siempre, lo sigue esperando dentro de sus muros. Sin perder el tiempo, Moll lo recluta para participar en un robo. Su esposa y su vida matrimonial de ninguna manera pueden competir contra todo esto y por supuesto Michael inicia una aventura amorosa con Moll y pasa cada vez más tiempo en Alsacia alejado de su familia. La narración se vuelve cada vez más estrambótica hasta el punto que Michael debe ayudar a rescatar al rey Carlos de las garras de Oliver Cromwell.

Hay que decir que Moorcock pinta un retrato muy cándido y honesto de sus propias fallas. Existen momentos que la “autobiografia” parece pura exageración, y no me refiero a las partes en Alsacia (¿con cuántas mujeres se supone que debemos creer que se acostó?). Es difícil ignorar, además, esa compulsión de hacer name-dropping cada 2 renglones (aunque supongo que es cierto que conoció a todo mundo en esos años). Al mismo tiempo, Moorcock es brutalmente honesto a la hora de hablar sobre su primer matrimonio y las causas de su fracaso (que probablemente no tuvieron que ver con un barrio misterioso sino con su inmadurez, pero el resultado final es el mismo). Ciertamente Michael el protagonista no sale bien librado y tomando en cuenta que la mayoría de las personas sobre las que habla siguen vivas, hay que admirar los pantalones de Moorcock.

¿Acaso el joven Michael es ahora otro aspecto del Campeón Eterno? Con el paso de los años todos los personajes de Moorcock se han convertido en eso, ya no solo Elric y Erekosë y Corum y Hawkmoon sino también Jerry Cornelius, Jherek Carnelian y Jerry Cornell, así como todos los miembros de la familia von Bek a lo largo de la historia. ¿Por qué no completar la labor e incluir al autor mismo? THE WHISPERING SWARM es la primera de una trilogía, y en cierta forma, hasta parece como si Moorcock, esa elusiva figura literaria, estuviera escribiendo sus últimos libros.


lunes, 3 de agosto de 2015

LA MEJOR ANTOLOGÍA DE CIENCIA-FICCIÓN DE TODOS LOS TIEMPOS (Segunda Parte)

A que no sabían que iba a haber una segunda parte, ¿verdad? Pues la verdad yo tampoco, pero la plática que se armó gracias a la anterior reseña me hizo recordar que esa no era toda la historia. THE SCIENCE FICTION HALL OF FAME es la mejor antología de CF de todos los tiempos, pero la razón por la que yo llegué  a ella fue en realidad por otra antología: THE BEST OF THE NEBULAS, editada en 1988 por el mismo Ben Bova. Como lo dice su nombre, este libro pretendía incluir a lo mejor de los premios Nebula ahora que ya habían pasado más de 20 años desde su inauguración. Por tal, funciona como perfecta secuela a THE SCIENCE FICTION HALL OF FAME que terminaba precisamente en 1965. Se podría hacer un muy buen argumento que si no fuera por el libro anterior esta sería la mejor antología en la historia. Recuerdo haber comprado THE BEST OF THE NEBULAS justo antes de entrar a la universidad (como pueden ver en la foto mi copia ya está algo golpeada) y después de leerlo siempre me quedo curiosidad sobre el volumen anterior de Silverberg, que solo obtuve años después ya que por aquellas épocas era casi inconseguible. En una de esas ironías que son nuestro pan de cada día, hoy por hoy es THE BEST OF THE NEBULAS el que está out of print y algo difícil de encontrar a menos que estés dispuesto a meterte a lugares como ebay y pagar un poquito más que el precio de portada.

A diferencia del libro de Silverberg aquí no había limitaciones como “un solo relato por autor”, por lo que Harlan Ellison aparece tres veces, mientras que Zelazny y Delany y Leiber lo hacen dos veces cada quien. En efecto, así como THE SCIENCE FICTION HALL OF FAME termina con el sublime “A Rose for Ecclesiastes”, THE BEST OF THE NEBULAS inicia con el clásico retro (aun en esa época) “The Doors of His Face, the Lamps of His Mouth”. Ambos tienen inmensurable valor personal para mí, ya que fueron esos dos relatos, de hecho, los que hicieron que de niño decidiera ser escritor. ¡Yo quería escribir algo así algún día! Volviéndolos a leer descubro que les sigo teniendo el mismo cariño entrañable a los dos. La segunda contribución de Zelazny en este libro es la novela corta “He Who Shapes” que eventualmente se convirtió en la novela THE DREAM MASTER, pero si me preguntan a mí la novela corta es la versión superior. A todo mundo parece desagradarle el egoísta protagonista pero a mí siempre me cayó bien. Pero los fuegos artificiales apenas van comenzando, pues a continuación nos espera “Repent Harlequin! said the Ticktockman”, quizá el cuento más famoso de Harlan Ellison, y por cierto uno de los relatos más reimpresos en toda la literatura en inglés. Aunque todo esto es muy merecido, debo admitir que esta pequeña obra maestra no es mi favorita suya, algo a lo que regresaré después. Quizá su misma ubicuidad ha trabajado en contra suya. Su segundo relato en el libro, el famoso “A Boy & his Dog”, a pesar de ser menos ambicioso, me entretiene más estos días. Por otra parte, “Jeffty is Five”, su tercera contribución, es un cuentito que siempre he encontrado algo sobrevaluado. Su nostalgia funciona mejor si creciste en Estados Unidos, supongo. Samuel R. Delany aparece ni más ni menos que con “Aye & Gomorrah” y “Time Considered as a Helix of Semi-Precious Stones”. El maestro Delany siempre fue mejor novelista que cuentista, pero aun si se muriera y únicamente hubiera escrito estos dos cuentos con eso ya sería más que suficiente para garantizar su presencia en el panteón de la CF. Osados en su ambición como ningún otro cuento, completamente sui generis. Por si esto fuera poco, pasamos ahora a “Gonna Roll the Bones” de Fritz Leiber que de hecho es mi Visión Peligrosa favorita. Lo más divertido es que cuando la leí por primera vez de niño no le entendí nada. “Behold the Man” de Michael Moorcock se ve bastante inofensivo hoy en día, pero uno apenas y puede imaginar el impacto que causó cuando apareció en los 60s. Siempre es bueno volver a leer “Dragonrider” de Anne McCaffrey si tan solo para acordarnos que originalmente esa serie empezó siendo de ciencia-ficción y no de fantasía. (Apareció en la ANALOG de Campbell, por amor a dios). Otra de las virtudes de este volumen es que para la década de los 70s la gente ya se había dado cuenta que había mujeres escribiendo material tan bueno como el de nadie más, por lo que incluye obras como “Love is the Plan, the Plan is Death” y “Houston, Houston, Do You Read?” de James Tiptree Jr, “When it Changed” de Joanna Russ, “The Day Before the Revolution” de Ursula K. LeGuin, y “Of Mist & Grass & Sand” de Vonda McIntyre (quizá su mejor relato). Si a todo esto le añadimos tesoros indiscutibles del género como “Slow Sculpture” de Sturgeon, “Catch that Zeppelin!” de Leiber, “The Persistence of Visión” de John Varley, y “Sandkings” de George RR Martin, se darán una idea de por qué este librote guarda lugar de honor en mi colección.


Pero ¿acaso significa todo esto que no puede haber contendientes al título de la Mejor Antología de Todos los Tiempos con material un poco más reciente? Todo lo contrario, como lo demuestra THE VERY BEST OF F&SF, editada por Gordon Van Gelder a finales del 2009. A principios de los años 50s surgieron dos revistas que rompieron con la hegemonía de la ASTOUNDING de Campbell, GALAXY y F&SF, ambas más preocupadas por el nivel literario de los relatos y no solo por los aspectos científicos. Una bocanada de oxígeno puro muy necesaria para el género. GALAXY, por desgracia, ya pasó a mejor vida hace muchos años, pero la venerable F&SF continua hasta nuestros días. Para celebrar el aniversario 60 de la revista, Van Gelder (que fungió como editor por casi 20 años hasta el 2014) editó una antología con lo mejor de lo mejor de esas seis décadas de quizá la revista más respetada dentro del género. Al hacer esto rendía tributo además a todos aquellos volúmenes de THE BEST OF F&SF de los 50s editados por Anthony Boucher, pasando por los de los 60s y 70s editados por Avram Davidson y Ed Ferman respectivamente. Teniendo así un periodo de tiempo tan grande este volumen logra incluir entre sus casi 500 páginas joyitas de principio de los 50s como “Of Time & Third Avenue” de Alfred Bester hasta obras maestras tan recientes como “The Merchant & the Alchemist’s Gate” de Ted Chiang del 2007. Resultan interesantes, también, los contrastes con respecto a los mismos escritores que aparecen en la antología anterior. Por ejemplo, Harlan Ellison es representado aquí por “The Deathbird”, que no será tan reimpreso como “Repent Harlequin! said the Ticktockman” o tan famoso como “I Have No Mouth & I Must Scream”, pero que en mi humilde opinión es lo mejor que jamás escribió. Algunos de los escritores más famosos del siglo XX aparecieron en F&SF a lo largo de estos 60 años, y Van Gelder no permite que se nos olvide. Desde Stephen King, quien contribuye “The Gunslinger” de 1978 (King ya era un autor bestseller a fines de los 70s, pero existe alguna duda que fue este relato, el primero de una larguísima serie que acabaría incluyendo a toda su obra, lo que consolidó su carrera?) hasta Kurt Vonnegut y su famosa fabula satírica “Harrison Bergeron” (su única aparición en la revista, y muchos parece que preferirían olvidar que Vonnegut inició como escritor de CF), así como la mismísima Shirley Jackson y su clásico “One Ordinary Day, With Peanuts”. Estos últimos tres relatos son el típico ejemplo de cuentos tan famosos que ni siquiera es necesario mencionar el nombre de su autor. El maestro Peter S. Beagle tardó más de tres décadas para escribir una secuela a THE LAST UNICORN, pero su maravillosa “Two Hearts” viene incluida también. Podríamos pasar horas platicando sobre cada cuento aquí presente, pero en resumen solo enumeremos nombres como Neil Gaiman, Ray Bradbury, Jeffrey Ford, Ursula K. LeGuin, etc. Un verdadero cofre de tesoro para todos los lectores.


Ya para terminar no me puedo ir sin mencionar que apenas el año pasado Van Gelder repitió la hazaña y sacó un segundo volumen, una vez más aprovechando la fértil historia de la revista para llenar otra enorme antología con lo mejor de lo mejor de los últimos 65 años de su revista. Una vez más iniciamos desde los años 50s con obras tan memorables como “All You Zombies” de Heinlein, quizá la mejor historia sobre paradojas temporales jamás escrita (es casi como una ilustración de Escher plasmada en palabras) y que recientemente la adaptaron al cine con el nombre de PREDESTINATION, hasta la conmovedora “The Paper Menagerie” de Ken Liu del 2011, el primer cuento corto en ganar el Hugo, el Nebula y el World Fantasy el mismo año. Entre ambos extremos vienen el sicodélico “Sundance” de Robert Silverberg de los años 60s escrito en tercera, primera y segunda persona, “Salvador” de Lucius Shepard de 1984, otro de sus brutales relatos sobre una guerra futura en Centroamérica inspirados por sus aterradoras experiencias personales en Vietnam (y que luego formaría parte de su novela LIFE DURING WARTIME), la implacable “The Lincoln Train” de Maureen F. McHugh de 1995, la profética “Maneki Neko” del siempre brillante Bruce Sterling, “Suicide Coast” de M. John Harrison, la sutil pero evocadora “Have, Not Have” de Geoff Ryman (que luego anexaría a su excéntrica novela AIR), “The People of Sand & Slag” de Paolo Bacigalupi, así como una docena más. Si andan buscando algún libro que ofrezca el más amplio espectro del campo de la CF no se me ocurren mejores recomendaciones!