jueves, 14 de septiembre de 2017

EL REGRESO DE JEFF NOON

Es un placer casi olvidado escribir una postal en este blog no porque se acaba de morir (o es su aniversario luctuoso) algún escritor que estimo, sino porque acabo de leer un libro que me gustó tanto que simplemente quiero platicarlo. Ya saben, el propósito original de este blog. Por alguna razón, he visto muy pocas reseñas de A MAN OF SHADOWS, la nueva novela de Jeff Noon. En cierta forma, encuentro esto muy apropiado. Noon será por siempre recordado como el autor de la extraordinaria VURT en los años 90s, una verdadera novela de culto en el sentido que no muchos parecen haberla leído (aunque todos han escuchado de ella), pero los que lo hicimos la defendemos pasionalmente. Este nuevo libro parece condenado al mismo destino. Por otra parte, este es el tan esperado regreso de Noon, su primera novela publicada después de una ausencia de más de quince años. Yo imaginaba quizá un poco más de gente poniendo atención. Temo mucho que no se le hizo la promoción adecuada (o de cualquier tipo)


¿Y qué es lo que dicen este puñado de reseñas? Pues la mayoría parecen atoradas con el hecho que “no es VURT”. Lo dicen como si fuera algo terrible. Cuando mencionan que “no es tan buena como VURT”, lo que usualmente quieren decir es que es diferente a VURT. Bien, maravilloso. Es como cada vez que William Gibson escribe una nueva novela, no falta ese que nos informa con mucha puntualidad que no es como NEUROMANCER. Por mucho que amo la novela original de Gibson, si quisiera volverla a leer simplemente la sacaría de mi librero en vez de gastar 20 dólares en una nueva versión. Así pues, A MAN OF SHADOWS no es VURT. ¿Ya nos quedó claro? Perfecto. Ahora bien, ¿es buena? Irónicamente, mi primera reacción fue que se parecía bastante a VURT (inserten las risas aquí). Esta misteriosa ciudad anónima, dividida por el día y la noche, bien podría ser la Manchester transformada de VURT y de POLLEN y de NYMPHOMATION. El libro nunca se molesta en explicar bien dónde está localizada. Hasta hay una droga que altera nuestra percepción de la realidad (si bien nunca es tan importante para la trama como en esas novelas anteriores). Es solo mediante avanza la trama que descubrimos que Noon intenta contar una historia muy distinta.


Igual que en VURT, la ciudad es personaje principal de la novela. La mitad de la ciudad, Dayzone, vive un día perpetuo desde que decidieron erradicar la noche. Hay iluminación constante las 24 horas, letreros de neón, imágenes fluorescentes publicitarias, focos y más focos, todos los edificios cubiertos por espejos. Las nubes y el sol mismo han desaparecido de Dayzone. Cuando llueve, las pocas veces que el agua se logra filtrar por esta muralla de luz, los transformadores explotan lanzando chispas y creando arcoíris artificiales que los ciudadanos adoran como evidencia de Dios. Fascinantes consecuencias psicológicas ocurren a partir de esto. Como no hay manera de saber qué hora es, cada persona, cada edificio, cada piso, cada negocio, tiene su propia hora del día, su propia cronología. La gente debe cambiar su reloj obsesivamente cada vez que interactúan con alguien más o entran a un lugar distinto, o corren el riesgo de estar en la hora equivocada, de no estar sincronizados adecuadamente. Si entras a un bar a las seis de la tarde según tu reloj, pero adentro son las ocho de la mañana no vas a recibir servicio. El principal producto de venta son cronologías y horarios oficiales (y algunos ilegales). El distrito financiero depende del alza y caída de los horarios más lucrativos. Lo que al principio parecería una ingeniosa pero inverosímil tontería acaba resultando algo brillante (pun intended). Ballard habría amado esta novela. Los ritmos circadianos de cada persona, sus relojes biológicos internos, dejan de operar y muchos reaccionan negativamente. Algunos pierden la cabeza. “She’s got no numbers left in her clock”. El síndrome de Chronostasis. En el otro extremo de la ciudad está Nocturna, donde la luz está prohibida y una noche eterna reina. Los nombres de las calles están ocultos por las sombras y los habitantes se guían por las constelaciones. Pero no las familiares estrellas que conocemos sino bombillas que han puesto sobre sus propias azoteas para crear constelaciones artificiales que brillan tenuemente en el “cielo”. Algunas reseñas mencionan la asombrosa THE CITY & THE CITY de China Miéville, pero aunque es igual de alucinante, en realidad aquí las dos ciudades que son una jamás se mezclan o cruzan entre sí. De hecho, contra lo que algunos pensarían, Nocturna no es un lugar que emane maldad. No, eso queda para el área que divide ambos extremos, la franja de Dusk, que es donde la novela abandona su estructura de estricta lógica para ceder el paso a elementos sobrenaturales. (Más sobre eso después)


En este mundo conocemos a John Henry Nyquist, detective privado. Nyquist es un cliché andante, con todas las características familiares del género. Es alcohólico, es un solitario amargado con la vida, y sin embargo todavía intenta hacer algún bien si le es posible. Un poderoso millonario, alguien que fabrica cronologías y horarios oficiales para su venta publica, lo contrata para encontrar a su hermosa hija desaparecida. Hasta aquí todo el repertorio completo de clichés de una novela negra barata, casi un arquetipo. Todo es intencional, por supuesto. Lo importante es lo que Noon hace con estos elementos. Su búsqueda llevara a Nyquist de un extremo al otro de la ciudad, donde conoce a todo tipo de personas excéntricas, desde un anónimo trabajador que vive su vida entera en las azoteas remplazando las bombillas defectuosas del techo de la ciudad, hasta meteorólogos en una ciudad esencialmente sin clima. ¿Ya mencioné al asesino serial? Un asesino que parece casi sobrenatural, ¿o lo es en verdad? Nyquist descubre que el asesino está ligado de alguna manera a esta muchacha perdida. Todos los caminos conducen a Dusk, y los extraños eventos sin lógica que ahí ocurren cotidianamente. Esa prosa exuberante, casi psicodélica, de sus novelas anteriores ahora adopta el tono y acento de las novelas policiacas a las que emula y el resultado es quizá todavía más evocativo al usar ese estilo casi clínico para describir todas estas maravillas e incongruencias. Mientras iba avanzando, la premisa de la trama me era casi indiferente al tiempo que yo devoraba página tras página por descubrir más sobre esta ciudad. La tercera sección del libro, que ocurre casi por completo en Dusk, es quizá un poco larga y se aleja de las convenciones de la novela policiaca para caer en territorio de Stephen King. A la mejor no a todos les va a gustar este cambio pero yo lo encontré adecuado para las circunstancias.

En resumen, me parece que los que amaron VURT hace más de 20 años disfrutaran de esta nueva novela siempre y cuando entiendan que es un animal muy distinto. (Los fans más fieles luego acaban siendo los más intolerantes al cambio). Me parece que ese mismo coctel de sense of wonder es recreado aquí utilizando distintos ingredientes. Me queda claro, desde los 90s, que Noon no es un escritor para todos, pero si tan solo le dan una oportunidad los llevara de la mano a lo largo de un viaje inolvidable.

lunes, 21 de agosto de 2017

EL ALDISS QUE EL TIEMPO OLVIDÓ

El viernes alguien mencionó en Twitter que era el cumpleaños 92 de Brian Aldiss. Cuando regresé horas después vi que nadie había contestado (o siquiera puesto un corazoncito). Lo que en alguna época no tan lejana habría sido la excusa perfecta para platicar y recordar algunos de los libros de ciencia-ficción más originales, más distintos, jamás escritos, hoy en día solo pasa desapercibido. Lo encontré vagamente triste. Los lectores actuales, víctimas de la tiranía de lo novedoso, se saben de memoria toda la obra del autor de moda, que seguro asiste a todas las convenciones y es muy simpático, pero parecería que en su vida se han molestado en abrir un libro de Aldiss. Hoy lunes me enteré al despertarme que Aldiss había fallecido el sábado.


Brian Aldiss es mejor conocido como uno de los escritores de la New Wave británica de los 60s que intentó romper los anticuados límites de la CF tradicional (lo cual es muy válido, ya que se podría argumentar que después de Ballard y Moorcock fue el autor más importante del movimiento), pero la realidad es que Aldiss ya era un escritor reconocido desde antes. Esto es notable por varias razones. La New Wave, con su actitud irreverente e iconoclasta, es naturalmente asociada con jóvenes rebeldes, inconformes con el sistema. Que alguien de edad más avanzada (Aldiss ya tenía más de 40 cuando explotó la New Wave) y de estilo ya definido, fuera capaz de convertirse en uno de sus representantes más distinguidos habla mucho del talento casi camaleónico de Aldiss. Un escritor tan cómodo dentro de los confines más convencionales de la literatura de HG Wells, como lo demuestra su famosa novela corta “The Saliva Tree”, como con la CF más experimental en obras como su THE EIGHTY-MINUTE HOUR.

Aun sus relatos cortos anteriores a la New Wave ya revelaban una extraña imaginación, cuentos como “A Man in his Time”, donde el protagonista llamado Westermark regresa de Marte y vive ahora tres minutos en el futuro. La gente lo escucha responder a preguntas que todavía no hacen, y lo ven reaccionar a eventos que todavía no suceden. Esos simples tres minutos lo separan para siempre de su familia y el resto de la humanidad. Está atrapado en su soledad. Y sin embargo, como personaje Ballardiano, parte de él disfruta esta separación, esta libertad del universo.


En efecto, antes de la New Wave, Aldiss ya había escrito un puñado de novelas de CF, todas de altísima calidad literaria pero de corte mucho más tradicional, como NON-STOP (famosamente Aldiss dijo que “Universe” de Heinlein era una gran idea mal ejecutada, así que decidió rescribirlo) o GREYBEARD, donde la humanidad ha sido azotada por una epidemia de infertilidad y por décadas ningún niño ha nacido (las más famosas CHILDREN OF MEN y hasta THE HANDMAID’S TALE le deben mucho a Aldiss) y el protagonista del título, un anciano de más de 50 años, es uno de los hombres más jóvenes del mundo. Nadie menciona su estructura, que Iain Banks luego copiaría en USE OF WEAPONS casi 25 años después. Un primer aviso de lo que Aldiss era de verdad capaz de hacer fue HOTHOUSE, donde la Tierra ha dejado de girar alrededor de nuestro hinchado sol en el futuro remoto y un colosal árbol baniano cubre la superficie del lado que ve al sol. Inmensas telarañas enlazan a la Tierra con la Luna, una imagen inolvidable para un servidor que la leyó de niño, y es a través de las mismas que los personajes pueden viajar entre ambos mundos. En resumen, una obra extravagante de imaginación casi desquiciada. James Blish la llamó “utter nonsense” y atacó su falta de rigor científico, quizá no entendiendo el punto y ciertamente demostrando que Aldiss, como Westermark, estaba adelantado a su tiempo.

No fue sino hasta que Aldiss escribió novelas tan bizarras como BAREFOOT IN THE HEAD y la absurda REPORT ON PROBABILITY A, que los jóvenes inconformes de la New Wave descubrieron que uno de sus mejores escritores era ese viejito trajeado de Norfolk.


La psicodélica BAREFOOT IN THE HEAD demuestra el amor por el lenguaje que tiene Aldiss. Cuando se desata una guerra en la Europa del futuro cercano, no es librada con armas nucleares (como tanto se temía en esa década) sino con bombas de LSD. El resultado de las “Acid Head Wars” es un continente donde el lenguaje, y la realidad, se distorsiona según la perspectiva de cada personaje. Una verdadera verborragia tan elaborada y enmarañada como las junglas de HOTHOUSE se desata sobre el lector desprevenido. Un aluvión de palabras y neologismos dignos de Joyce en sus mejores (o peores) excesos de FINNEGANS WAKE: “Europlexion and the explesion of conventional time the time by which predecyclic man imposed himself against nature by armed marching cross-wise to conceal body-mind apart hide disillusion.” No es inglés, no exactamente, pero cada palabra tiene un claro significado. Aldiss se deleitaba en estas ingeniosas yuxtaposiciones como un niño jugando con juguetes nuevos. Charteris, el protagonista mesiánico que se hace paso a través de este continente malviajado intentando regresar a Inglaterra, es otro personaje que nunca he olvidado.


REPORT ON PROBABILITY A es, si acaso, todavía más alucinante (aunque de lectura menos ágil). Casi una Nouveau Roman de Robbe-Grillett. Tomando como punto de inicio ese corolario de Heisenberg de que el acto de observar altera al fenómeno observado, un agente espía a una familia perfectamente ordinaria, anotando cada detalle, no importa qué tan trivial e irrelevante, en exhaustivo detalle. A su vez este espía es espiado por otro agente que compone su propio reporte y a su vez todos son espiados por un tercer agente. Todos ellos son espiados en secreto por una pareja de seres extradimensionales, que a su vez son espiados por otro mundo, y así sucesivamente. Le toca al lector intentar descifrar la razón de todo esto, intentar vislumbrar algún asomo de posible trama, y lo que de verdad está ocurriendo. Nadie escribe libros así, nadie está dispuesto a experimentar a tal grado con toda una novela. Un cuentito quizá, pero no un libro. Aun en los 60s, mucha gente la odió, llamándola una “antinovela” (que si me preguntan a mí se oye muy padre, yo quiero escribir una algún día), pero Aldiss ni se inmutó y continuó con su camino. No le importaba ir a convenciones o ser popular. Todo lo contrario. En otras palabras, un verdadero escritor. 


En los 70s, Aldiss escribió desde fantasías muy elaboradas, pero de corte más lineal, como la entretenida THE MALACIA TAPESTRY, a libros más experimentales como la ya mencionada THE EIGHTY-MINUTE HOUR, una excéntrica space opera donde los personajes cantan, o inclusive novelas extrañas que ni siquiera pretendían ser ciencia-ficción, como la perturbadora BROTHERS OF THE HEAD, sobre una banda de rock formada por dos gemelos siameses jamás separados, y sobre la tercera cabeza que crece entre ambos… En los 80s publicó su monumental trilogía de Helliconia, de imponente ambición y que narra nada menos que el ascenso y caída de toda una civilización a lo largo de más de mil años y sus cuatro estaciones que duran cada una siglos (George RR Martin también le debe una deuda a Aldiss) en HELLICONIA SPRING (1982), HELLICONIA SUMMER (1983) y HELLICONIA WINTER (1985). Y así sucesivamente, pasaban los años y seguían saliendo nuevos libros del señor. Aldiss se mantuvo activo hasta el final como si fuera un chavo de 60 años y no uno de 90. Háganse un favor y la próxima vez que escuchen su nombre busquen alguno de sus libros. Les aseguro que no se van a arrepentir. Descanse en paz, maestro. Buen viaje...

martes, 1 de agosto de 2017

LA LAVANDERÍA HA LLEGADO!

La última semana he visto a todos mis amigos de España muy entusiasmados por la publicación de la traducción al castellano de THE ATROCITY ARCHIVES de Charles Stross. Los veo platicando del libro en blogs y redes sociales y podcasts (ahh, qué envidia del fandom de ciencia-ficción en España), así que decidí que era la oportunidad perfecta para volverlo a leer. Mi razón, debo confesar, era en parte egoísta, ya que yo deseaba unirme a la conversación. Por desgracia, yo leí el libro hace más de 10 años, y si bien me acuerdo de lo que ocurre, la verdad la mayoría de los detalles se me escapaban. Esta era la única manera de participar y poder decir algo relevante. Por supuesto, hay peores maneras de pasar un par de noches que releyendo un libro tan entretenido. 


Siempre es agradable ver cuando nuevas editoriales dedicadas a la literatura fantástica en español aparecen (aunque sea en otros países) e Insólita Editorial apuesta en este libro como su primera publicación. En mi opinión, es una inversión más que inteligente. Quizá el libro más accesible de Stross, que nunca se ha caracterizado por eso, esto se refleja por su éxito comercial en Estados Unidos (es su libro que más secuelas ha generado), y creo que es ideal para el lector nuevo. A mí me gusta mucho el segundo libro de la serie, THE JENNIFER MORGUE, pero por desgracia todavía no ha sido traducido al español. Sin embargo, EL ARCHIVO DE ATROCIDADES está teniendo tanto éxito en España que quiero pensar que es solo cuestión de tiempo.



THE ATROCITY ARCHIVES, en el improbable caso que no lo conozcan, es el primer libro de la larga serie sobre la “Lavandería”, una misteriosa organización gubernamental británica que nos protege de horrores cósmicos. La genialidad de Stross, por supuesto, fue la de mezclar a Lovecraft con los thrillers baratos de la Guerra Fría. No los glamorosos agentes secretos de Ian Fleming, sino los desdichados burócratas de las novelas de Len Deighton y John le Carré, más preocupados por reuniones administrativas de recortes de presupuesto que por bellas asesinas rusas de la KGB. En otras palabras, no las películas de Daniel Craig en su Aston-Martin del año, sino las de Michael Caine en sus trajes baratos de poliéster y anteojos del Seguro Social británico. Digamos THE IPCRESS FILE en vez de MOONRAKER. Técnicamente, hay que aclarar que fue el brillante Bruce Sterling el que lo hizo primero (en su relato corto “The Unthinkable” hace casi 30 años), pero fue Stross el que decidió desarrollar la premisa y hacer algo con ella. El mismo Stross escribió un cuento llamado “A Colder War” allá en 1997 con una premisa muy similar. Irónicamente, este relato no es parte del universo de la Lavandería. Explicar por qué sería un spoiler de mi parte, así que mejor léanlo ustedes mismos. Lo pueden encontrar en WIRELESS, la colección de ficción corta de Stross, o en el volumen 18 de THE YEAR’S BEST SCIENCE FICTION de Dozois.


El libro THE ATROCITY ARCHIVES, nótese que nunca la describí como novela, en realidad está compuesto de varias partes. La primera es la novela corta “The Atrocity Archive” (así, en singular) que sirve como Historia Secreta de este universo que Stross nos plantea. Un hibrido de historia real con detalles imaginarios. (Las novelas de Tim Powers, como DECLARE, con la que el libro de Stross tiene más de una similitud accidental, son quizá el ejemplo más conocido). Es aquí donde descubrimos que el Holocausto tuvo una razón de ser aparte del exterminio masivo de los judíos, así como el verdadero papel de Turing en la guerra y el significado oculto del trabajo de Hilbert en las matemáticas. Stross aprovecha la existencia de verdaderas agencias gubernamentales dedicadas a lo oculto y lo sobrenatural en nuestro mundo. Grupos como la infame Black Chamber de los gringos, o la Thule Society (luego Ahnenerbe), recordada por todos los lectores de HELLBOY. Los monstruos Lovecraftianos son descritos aquí mediante geometrías fractales y Conjuntos de Mandelbrot en vez de con verborreas de adjetivos, pero no hay confusión al respecto.

El libro, igual que su edición original en inglés, además incluye la novela corta “The Concrete Jungle”, que de hecho hasta ganó el Hugo en 2005 y es una de las obras más cómicas que Stross ha escrito. Lo que me lleva a mi siguiente punto. Veo a muchos recomendando este libro a los fans tradicionales de Lovecraft. No estoy convencido que esto sea una buena idea. Para los lectores puristas de HPL, a veces tan intolerantes como el Trekkie más extremista, y que esperan horror y una atmosfera de desasosiego y casi de angustia sin esperanza de principio a fin, aquí no necesariamente van a encontrar eso. Stross escribe con un humor irónico, casi cruel. Los libros y relatos de esta serie pretenden ser un divertido homenaje, una sátira y no pastiches Lovecraftianos. A mí me encanta este juego casi posmoderno de viejos clichés, pero quizá a otros no tanto. Caveat emptor…

El libro cierra con un pequeño ensayo, “Inside the Fear Factory”, donde Stross explica los orígenes de la serie. Detalle chistoso, o quizá no tanto, y que nos indica lo mucho que mezcla el autor el mundo real con el fantástico, cuando empezó a escribir estas historias, allá por 1999, Stross planeaba utilizar a un grupo poco conocido (entonces) llamado al-Qaeda, y a un tal Osama bin Laden, como los villanos principales. Después del desastre de 9-11, tuvo que cambiar esa idea.





miércoles, 24 de mayo de 2017

TANITH LEE, SEÑORA DE LA NOCHE

Hoy se cumple el segundo aniversario del fallecimiento de la maravillosa Tanith Lee, autora de casi cien novelas de ciencia-ficción, fantasía y horror (y más de 300 relatos cortos), pero que por desgracia ha caído en el olvido en años recientes. Aparte de ciertas editoriales pequeñas que intentan mantener su vasta obra en nuevas ediciones, la gran mayoría de su catálogo ha caído out of print. Las grandes editoriales dejaron de publicar sus novelas por alguna razón desde hace mucho. (Tanith Lee siempre mantuvo hasta el final que ella seguía escribiendo, pero ya nadie la quería publicar). Debido a la fecha, hoy en la madrugada me preguntaron por Twitter cuál libro de ella les recomendaba yo. Mencioné mi favorito, y poco después no pude evitar nombrar otro más que me gusta casi tanto. En menos de un minuto recomendé otro más, y antes de darme cuenta ya llevaba varios. Twitter siendo Twitter, es muy difícil explicar por qué recomiendo ese libro o aquel otro, así que se me ocurrió mejor desempolvar el blog para poder explayarme mejor.


Mi primera recomendación es, por mucho, DEATH’S MASTER. El libro es parte de una serie, The Tales of the Flat Earth, pero se puede leer sin haber leído la primera parte, NIGHT’S MASTER, "el Señor de la Noche". (Por otra parte, NIGHT’S MASTER también es muy bueno, así que no pierden nada si también lo leen.). DEATH’S MASTER, a diferencia del primero, es una verdadera novela, no una colección de cuentos cortos relacionados temáticamente (aunque NIGHT’S MASTER fue nominada como Mejor Novela al World Fantasy Award en 1979). Es una novela de prosa elaborada, casi decadente, con una trama igual de barroca, como si sacada de las Mil y Una Noches. La Tierra Plana es literalmente un mundo plano que flota a la deriva a través del caos sin forma, un océano sin fin. Es un mundo poblado por dioses y demonios. El bajo mundo, infestado por monstruos, es en donde yace la gloriosa ciudad de Druhim Vanashta. La única manera de acceder a este “infierno” es a través de un volcán extinto, donde hay tres enormes puertas. Héroes y villanos intentan entrar, pero no todos son dignos de ser escogidos por el Señor de la Noche para convertirse en sus amantes carnales. Es un libro lleno de imaginación y sensualidad, de perversiones y sueños locos. Fue el primer libro que leí de Tanith Lee en mi vida y nunca he olvidado el gran impacto que tuvo en mi como muy joven lector. Nunca dejo pasar una oportunidad para recomendarlo a incautos que no saben que solo va a ser el inicio de una adicción de por vida.


Si prefieren Ciencia-Ficción sobre Fantasía, dos muy buenas opciones son BITING THE SUN y THE SILVER METAL LOVER. El primero es una compilación de dos novelas, DON’T BITE THE SUN (de 1976) y DRINKING SAPPHIRE WINE (1977), sobre una joven adolescente sin nombre que rechaza la utopía del mundo donde vive. Es una sociedad tan perfecta que ni siquiera puedes morir, no importa cuántas veces te intentes suicidar. Ella y sus amigos cambian de sexo a su antojo (son novelas de los 70s, recuerden), y disfrutan de todo tipo de drogas y actividades promiscuas en una vana búsqueda por algún tipo de felicidad. Sus amigos lo logran, eventualmente, pero no nuestra protagonista que descubre que ella (como tantos de nosotros) no tiene lugar ni siquiera en el mundo perfecto. THE SILVER METAL LOVER es una novela de principio de los 80s, donde una joven mujer se enamora de un robot, una maquina humanoide programada para ser un artista. Un robot que parece perfecto, bellísimo... mientras que nuestra narradora está muy consciente de sus propios defectos. Lo que parecería una novela de romance barata pronto se convierte en algo más.


La serie de novelas y relatos de Paradys (una especie de París alternativo) están reunidas en cuatro libros que se publicaron en la década de los 90s, y son un extraño hibrido de horror, erotismo y novela gótica. A lo largo de los libros la ciudad se muestra en un estado continuo de cambio. Inclusive el nombre varía de una historia a la siguiente, de Paradys a Paradis a Par Dis a Paradise. El primer libro de la secuencia, THE BOOK OF THE DAMNED, es quizá el mejor, con cada una de sus tres novelas cortas divididas por tonalidades de color (“Stained with Crimson”, Malice in Saffron” y “Empires of Azure”). Cada libro se puede leer en el orden que uno prefiera, aunque el último volumen, THE BOOK OF THE MAD, agarra muchos de estos elementos para lograr una especie de final. Hay que mencionar además que lo que Tanith Lee hizo con París en estos libros también lo hizo con Venecia en su serie The Secret Books of Venus, también muy recomendada.


Finalmente, me gustaría recomendar uno que rara vez veo mencionado en este tipo de listas, TAMASTARA, que junta todos sus relatos de horror y fantasía en la India, tierra de misterios y milagros que resulta terreno fertil para sus delirios orientales. Pero si vamos para el caso, también podría recomendar sin mucho cargo de consciencia su novela histórica sobre la Francia revolucionaria, THE GODS ARE THIRSTY, o su novela de horror claustrofóbico, VIVIA, o hasta THE BIRTHGRAVE, su primera novela publicada y que la hizo famosa. El punto es que Tanith Lee dejó tantos libros tras de sí que aun los que ya la conocen es muy posible que les falte más de uno por leer, y no se me ocurre mejor manera de celebrar la vida de esta gran escritora que buscarlos y beber de las palabras de esta gran escritora.

miércoles, 22 de febrero de 2017

CYBERPUNK!

La semana pasada una persona me felicitó por mis artículos sobre steampunk en este blog, mencionó que habían sido de gran ayuda para él y sus amigos, pero que por qué nunca había hecho lo mismo con el cyberpunk. Confieso que me quedé con el ceño fruncido (por desgracia ocurre con frecuencia). Las novelas cyberpunk fueron tan fundamentales en mi vida, tan poderosa su influencia, que la verdad jamás se me ocurrió que para otros quizá no. Nunca pasó por mi cabeza que hay gente que no creció con ellas y que quizá encontraría de utilidad una brevísima lista de recomendaciones sobre el tema. Ya que desempolvé el blog para su sexto aniversario hace unos días pensé ¿por qué no?


Si se meten a Wikipedia leerán que existen varios antecedentes a lo que eventualmente se conoció como el “movimiento cyberpunk”, desde libros de los 70s como THE SHOCKWAVE RIDER de John Brunner hasta inclusive las novelas de los 50s de Alfred Bester, pasando por obras varias de los 60s de Delany y Harlan Ellison y hasta William Burroughs. Mas apropiadamente, mencionan la novela corta de Vernor Vinge, “True Names” que se acerca mucho más a la particular estética que identificaría luego al movimiento. Todo eso es correcto, supongo, pero para propósitos prácticos todo inicia con un solo hombre. Según yo, no hay otro lugar donde empezar que con William Gibson. Solo para variar, sin embargo, me gustaría iniciar no con su monumental novela NEUROMANCER sino con esos cuentitos anteriores que aparecieron en la revista OMNI a principios de la década de los 80s. Todos ellos aparecen juntos en BURNING CHROME, su primera (y hasta ahora única) colección de ficción corta. Relatos donde ya aparece esa sensibilidad noir del movimiento. De criminales callejeros de poca monta, usualmente adictos, abusando de la tecnología con fines para los que jamás fue creada. Protagonistas amorales que no les interesa ayudar a nadie más que a ellos mismos. Criminales que están destinados al fracaso y la destrucción, no porque sean los malos de la película (todo lo contrario) sino porque en nuestro mundo actual el individuo siempre es aplastado por el sistema (y las historias cyberpunk no ocurren en otros mundos en futuros distantes sino aquí mismo, en los barrios bajos el día de pasado mañana). No es difícil entender porque se volvió tan popular en países como México. Historias que se inspiraban más en Raymond Chandler que en Isaac Asimov. En particular creo que son tres los cuentos en esta colección que sirven como piedras angulares sobre las que se edificó todo lo que vino después. Es en “Burning Chrome” donde por primera vez viajamos a través del ciberespacio. Se podría argumentar que las maravillosas escenas en el ciberespacio de NEUROMANCER (y sus dos secuelas) son tan solo meras repeticiones de lo que vemos en “Burning Chrome”. Es en “New Rose Hotel” donde vemos a nuestros protagonistas perderlo todo al final (hasta la mujer, que por supuesto los acaba traicionando) a pesar de todos sus esfuerzos por vencer al sistema. Es en “Johnny Mnemonic” donde encontramos una versión ligeramente más romántica del protagonista criminal, casi el prototipo de Case en NEUROMANCER y Bobby en COUNT ZERO. Me alarma cuando escucho a gente decir que han leído y amado NEUROMANCER pero no estos tres relatos de BURNING CHROME. Si existe el argumento que si lees NEUROMANCER en realidad ya no necesitas leer lo que vino después, yo argumentaría que si lees estos relatos cortos en realidad ya no necesitas leer NEUROMANCER.


Lo que no quiere decir que no deban leerlo, por supuesto. En mi Top 5 personal de todos los tiempos tengo a NEUROMANCER, punto. NEUROMANCER, de 1984, no solo es la novela que da inicio oficial al movimiento como tal sino la que lo encapsula por completo. Todo lo que vendría después en otros libros de otros autores ya está aquí presente. El mismo Gibson famosamente ha admitido en más de una entrevista que no es su novela favorita. La considera un libro muy “adolescente”. Quizá tenga razón (y quién soy yo para discutir con Gibson, sobre todo acerca de su propia obra). Libros posteriores están mejor trabajados, son más eficientes si quieren, pero es precisamente ese derroche sin control de ideas y conceptos, producto de un entusiasmo casi juvenil, lo que amo de NEUROMANCER. Novelas más recientes como THE PERIPHERAL quizá estén “mejor escritas” y me gustan pero no me encantan. No tiene caso repetir una sinopsis de la trama de NEUROMANCER. En el improbable caso que no lo hayan leído pues en vez de perder el tiempo en este blog mejor búsquenlo. (Eso sí, por favor léanlo en inglés. Mucha gente me ha advertido que la traducción al español es pésima)


Lo que si me gustaría aclarar es que NEUROMANCER es una historia completa. No se necesitan comprar o leer sus secuelas para entenderlo. (Un arte perdido hoy en día. Si no, vean al sobrevalorado Brandon Sanderson). Las dos novelas que le siguen son solo secuelas en el sentido temático. Algunos personajes menores vuelven a aparecer, algunos lugares son los mismos, pero cada una se sostiene por sí sola. Recuerdo bien cuando dos años después de NEUROMANCER apareció COUNT ZERO en el numero #100 de ASIMOV’S, la primera vez en su historia que serializaban una novela en sus páginas. Un evento muy especial para un número muy especial. COUNT ZERO es de hecho una lectura menos densa, mucho más ágil, que NEUROMANCER. Tengo amigos que hasta la prefieren. Yo no llego hasta ese extremo pero es obvio que Gibson usa más escenas de acción y menos conceptos en este segundo libro. Gibson estaba madurando como escritor y el libro sufre (en mi opinión) debido a esto. MONA LISA OVERDRIVE, por el contrario, tiene una trama endemoniadamente complicada. Recuerdo que ya estaba a punto de terminarlo cuando me di cuenta que no estaba muy seguro quién le había hecho qué a quién. Casi 30 años después todavía no estoy seguro si lo entendí todo. Ciertamente Chandler habría estado orgulloso.


El cyberpunk empieza con Gibson pero por supuesto no es su único representante. En 1986 aparecería el otro libro cuya importancia histórica es igual de grande que la de NEUROMANCER para el movimiento. Durante años un joven escritor de Texas de nombre Bruce Sterling se había dedicado a publicar una serie de artículos donde clamaba por un nuevo tipo de CF, que se alejara de los mismo viejos clichés de los últimos 50 años. Lo hacía en su propio fanzine de nombre CHEAP TRUTH que leía tan solo un puñado de personas y cuando aparecieron las historias de Gibson las tomó como ejemplo de lo que el medio era capaz de hacer. No tardó mucho en encontrar a otros escritores inconformes con gustos similares. Es en su antología MIRRORSHADES donde el cyberpunk se convierte en un verdadero movimiento oficial, casi de protesta literaria. Aun desde el primer momento en que salió, MIRRORSHADES se vendió como la antología cyberpunk. La colección de relatos contra la que todas las demás se tendrían que comparar. Tanto así, que de hecho muy pocas otras antologías cyberpunk, entonces o ahora, llegaron a salir. Parecía no haber nada más que decir sobre el tema. Lo cual en realidad es muy curioso porque si me preguntan a mí ninguno de los relatos aquí presentes está entre lo mejor de cada autor. “Petra” de Greg Bear es una curiosa elección, por ejemplo. No solo no es de mis favoritas suyas sino que ni siquiera es muy cyberpunk que digamos. “Blood Music” habría sido una mucha mejor opción (Sterling menciona en su prólogo que no incluyó algunos relatos porque habían sido tan exitosos que ya aparecían en muchas otras partes. Muy bien, en ese caso habría preferido “Tangents”). “Tales of Houdini” de Rudy Rucker, es otro relato cuya relación con el cyberpunk es tenue por no usar otra palabra. “The Gernsback Continuum” de Gibson es uno de mis favoritos de todos los tiempos pero de nuevo, no me parece particularmente cyberpunk. (Las exactas mismas palabras usaría con “Mozart in Mirrorshades” de Sterling & Lewis Shiner). No vayan a pensar que no hay excelentes relatos cyberpunk. “Freezone” de John Shirley es perfecto, igual que “Snake-Eyes” de Tom Maddox así como “400 Boys” de Marc Laidlaw, estos últimos dos también de OMNI, pero la verdadera importancia de MIRRORSHADES es el prólogo de Sterling que sirve como manifiesto cultural de todo el movimiento. Que le da forma y propósito. Que le da voz a una brecha generacional dentro del género. El cyberpunk, nos dice Sterling, es un producto exclusivo de los 80s. Igual que los punks de los 70s alejaron a la música de la elegancia casi sinfónica del rock progresivo, estos nuevos punks alejan a la CF de la influencia de los años 40s. Una estética que se vio repetida en los videos de MTV y en la cultura hacker. En la música hip hop de Nueva York y Los Ángeles, así como en la música electrónica de Londres y Tokio. Más que nada era un movimiento internacional, no solo anglófilo, que intentaba escapar de los provincialismos gringos. Una alianza de las nuevas tecnologías y la contracultura. La contracultura de los 60s era en gran parte anti-tecnología. La de los 80s era todo lo contrario por la sencilla razón que la tecnología ya no estaba en las manos de las elites sino al alcance de todos. Las computadoras personales son el LSD de los 80s, dijo Timothy Leary. La CF, por lo menos nominalmente, siempre ha sido sobre el impacto de la tecnología en la sociedad, y los días de la tecnología aislada en laboratorios es cosa del pasado. La tecnología está en las calles. Como reza el famoso aforismo de Gibson, citado aquí y en mil partes: “The street finds its own uses for things”. Después de MIRRORSHADES ya nada fue igual.


Ya para terminar podría hablar de alguna de las novelas clásicas que surgieron a fines de los 80s, como ISLANDS IN THE NET de Bruce Sterling, o la excéntrica SOFTWARE de Rudy Rucker (aunque ninguna de las dos tiene esa sensibilidad noir de los libros de Gibson es indudable que comparten ese espíritu anárquico del movimiento), o sin duda WHEN GRAVITY FAILS de George Alec Effinger que abandona las ya trilladas ciudades gringas y japonesas por el Medio Oriente (siempre es divertido cuando la novela ocurre en el Tercer Mundo) o TEA FROM AN EMPTY CUP de Pat Cadigan, que le ganó el mote de reina del cyberpunk (más que nada porque esencialmente era la única mujer que escribía en ese género por ese entonces). Libros como el irregular pero brillante METROPHAGE de Richard Kadrey o SNOW CRASH de Neal Stephenson, que durante mucho tiempo parecía ser la “ultima” novela cyberpunk, o ALTERED CARBON de Richard K. Morgan (que demostró que todavía existían algunas cosas nuevas que hablar dentro del movimiento). Preferiría, sin embargo, dedicar el último párrafo a un libro que por alguna razón ha quedado olvidado pero que en mi opinión sigue siendo uno de los mejores que el cyberpunk produjo.


Michael Swanwick es mejor conocido hoy en día por su obra de los últimos 20 años, que poco o nada tiene que ver con el cyberpunk. Se le recuerda, además, sobre todo por sus relatos más que por sus novelas, y VACUUM FLOWERS fue tan solo la segunda que escribió. En mi opinión, sin embargo, creo que pocas veces la volvió a superar (quizá solo con STATIONS OF THE TIDE que no tiene nada que ver con el cyberpunk). Nuestra protagonista es una muchacha que en realidad es una personalidad grabada en el cuerpo de otra mujer. Una personalidad que es propiedad legal de una corporación que desea explotarla y venderla. Por tal razón se da a la fuga. Pequeño problema, mientras huye la personalidad original de la mujer cuyo cuerpo usa empieza a regresar. Solo hay espacio para una personalidad pero ¿quién merece ganar? Lo que parecería un dilema ético moral tipo Robert Silverberg es tan solo uno de los aspectos de esta novela. Su escape la lleva desde el cinturón de asteroides hasta Marte y la Luna. La ambientación en el espacio exterior en hábitats orbitales y cilindros O’Neill quizá nos recuerde más a SCHISMATRIX de Sterling (que no es exactamente cyberpunk) pero a todos los lugares donde llega encuentra unicamente a los marginados de cada sociedad. Esto es cyberpunk a más no poder. 

A principio de los 90s, Sterling y Gibson pronunciaron que el cyberpunk había muerto. El movimiento se había vuelto tan popular que, al igual que la música punk de fines de los 70s, había sido asimilado por el sistema. Entiendo el punto y hasta cierto punto estoy de acuerdo, pero como Richard K. Morgan demostró este siglo, esa no es razón para abandonarlo por completo y por supuesto nada nos impide seguir disfrutando de todas estas joyas que el cyberpunk nos obsequió. Sobre todo si es la primera vez que las van a leer. Los envidio...

viernes, 10 de febrero de 2017

SEXTO ANIVERSARIO

Se dice rápido, pero se tiene que vivir un segundo a la vez. Seis años desde que inicié este blog. Seis años que se han ido como agua, seis años que parecen más. Por un lado, parece ayer que escribí la primera postal, lo recuerdo con mucha claridad, y por otro no recuerdo un tiempo cuando no escribía mi blog. Casi 200 mil visitas después es difícil reconocer lo mucho que ha cambiado mi vida gracias al blog. Todos los amigos nuevos que he conocido y los viejos que he vuelto a encontrar gracias al mismo. Para celebrar la fecha se me ocurrió desempolvar el blog (por razones que no vienen al caso, decidí descontinuarlo hace un par de meses) y en vez de hacer algo especial simplemente platicar sobre mis lecturas de la semana. Después de todo, ese era el propósito original hace seis años.

Da la casualidad que no es un solo libro el que me ocupó esta semana sino varios, ya que me estoy intentando poner al corriente con los relatos cortos de un puñado de autores que me ven con ojos enojados desde la pila de libros “por leer” desde hace más tiempo del que estoy dispuesto a admitir. Escritores de obra excéntrica, difícil de clasificar. Lo que los gringos, para propósitos prácticos, etiquetan como literatura Weird, aunque tan solo leyendo a este trio uno se puede dar cuenta de lo limitante e insuficiente que es esa palabra. Por azares del destino son escritores que por una u otra razón no son muy conocidos aquí en Latinoamérica, así que quizá esta breve postal pueda servir como guía para algunos lectores. Después de todo, ese era el propósito original hace seis años.


No tengo ni la menor idea por qué Brian Evenson no es más famoso aquí y en todas partes. En un mundo ideal sería tan admirado como Thomas Ligotti, o John Collier. Ha ganado cuatro premios O. Henry, ha sido finalista en múltiples ocasiones del World Fanatsy, del Shirley Jackson, del Edgar, y sin embargo nunca he visto algún libro suyo traducido al español. Estoy seguro que debe existir alguno, pero tomando en cuenta el ya enorme número de libros a su nombre pues debería haber más. A pesar de que en las historias de Evenson rara vez hay algún elemento sobrenatural se le suele catalogar como escritor de horror y no es difícil entender la razón. Sus relatos están empapados con una creciente sensación de desasosiego, de que algo está mal, de que algo terrible está a punto de ocurrir. Una sensación que mediante avanza el relato se vuelve abrumadora, casi insoportable. Relatos como “Past Reno”, que es casi exclusivamente sobre un hombre manejando solo en una carretera, algo que todos hemos hecho en alguna ocasión. El problema muchas veces parece tener una explicación lógica, algún problema médico, como en el caso de “A Collapse of Horses” o “Fugue State”, pero no por eso dejan de afectarnos de igual manera. En los ejemplos anteriores, estados alterados de la mente producen las más horripilantes consecuencias que habrían hecho que Philip K. Dick se echara a correr.


Cualquiera de sus muchas colecciones tiene mucho que ofrecer, ya sea THE WAVERING KNIFE o A COLLAPSE OF HORSES o CONTAGION, pero escojo la extraordinaria FUGUE STATE si por ninguna otra razón porque aquí es donde pueden encontrar a “Mudder Tongue”, la extraña historia donde el lenguaje de un hombre se desasocia de su cabeza, casi como un ente independiente. Las palabras que salen de su boca nada tienen que ver con las que quiere decir. El lector, por lo menos un servidor, debe de tener cuidado al leerlo. Hay momentos donde, gracias a la prosa de Evenson, parecería muy fácil caer en el apuro del protagonista. Asomarse tan cerca del precipicio de la locura a veces da pánico de caer al abismo del que ya no saldrás tan fácil. Lo mismo me ocurrió con “Invisible Box” donde una mujer tiene una noche de sexo con un mimo solo para después imaginar que está atrapada en una caja invisible por el resto de sus días. Hay que hacer un esfuerzo consciente para recordar que solo estás leyendo un cuento. En resumen, los relatos de FUGUE STATE no son aptos para cardiacos de mentes susceptibles...


Nathan Ballingrud es otro escritor por desgracia virtualmente desconocido aquí en México, a pesar de que sale todos los años con por lo menos algún relato en una de las antologías anuales de lo Mejor de Horror, así como frecuente participante además en antologías de Ellen Datlow como FEARFUL SYMMETRIES o LOVECRAFT UNBOUND. Hasta hoy solo existe una colección de su trabajo, la sorprendente NORTH AMERICAN LAKE MONSTERS. Como pueden ver en la portada, a menudo lo comparan con Raymond Carver, lo cual puede parecer pretencioso (por no decir injusto) si no fuera porque creo que tienen toda la razón. A diferencia de con Evenson, aquí sí van a encontrar a monstruos sobrenaturales, es solo que son casi incidentales a la trama, como en el maravilloso y trágico “The Monsters from Heaven” donde los ángeles caídos que empiezan a aparecer por todo el mundo son el mero fondo de la historia de una pareja cuyo hijo fue secuestrado hace años. Ciertamente Carver aprobaría, creo yo. Otra similitud con Carver son sus protagonistas desagradables, violentos y no muy inteligentes, que hace difícil empatizar con ellos aun cuando solo vemos su punto de vista en cada relato. “North American Lake Monsters", que da nombre a la colección es un perfecto ejemplo. A partir de una premisa similar a la clásica “The Drowned Giant” de Ballard vemos la desintegración del matrimonio de un exconvicto. Es decir, los clichés de horror cósmico se quedan cortos cuando deben encarar situaciones que de verdad nos asustan.


Laird Barron quizá sea el más conocido de los tres, si tan solo por los frikis de Lovecraft que constantemente lo quieren adoptar como uno de ellos. Eso no tiene nada de malo, por supuesto, pero si me disculpan, los relatos de Barron son mucho más. En mi experiencia es muy difícil escoger entre sus colecciones. Mi favorita sigue siendo THE BEAUTIFUL THING THAT AWAITS US ALL, sobre todo por “Blackwood’s Baby” que puede parecer texto de HP Lovecraft… si lo hubiera encontrado y rescrito Joe Lansdale (o Mike Resnick); por “The Men from Porlock” que fue incluido en THE BOOK OF CTHULHU en 2011, pero que en realidad no se parece a ningún otro cuento que vayan a leer en su vida. Más que terror aquí encaramos algo verdaderamente mítico; por “Hand of Glory”, que ya mencioné alguna vez cuando hablé de THE BOOK OF CTHULHU II. A diferencia de con los autores anteriores, las mujeres muchas veces son protagonistas en los relatos de Barron y salen mejor libradas (leyendo a Evenson es difícil no darse cuenta que la joven harpía manipuladora de “Cult” es tan castrante como la joven harpía manipuladora de “Seaside Town”, pero bueno, estoy seguro que sus problemas habrá tenido en la vida real), como es el caso de “The Carrion Gods in their Heaven”. En resumen, me parece que algunos de los mejores escritores de ficción corta hoy en día están laborando en un estado de anonimidad casi absoluta en lo que refiere a nuestro país y ojalá se pudiera cambiar esta situación. Cuando conozco cada semana a jóvenes que desean convertirse en escritores me encantaría que pudieran ver algo de este material, y no solo las mismas historias de hace 50 años que ya todos nos sabemos de memoria, para que pudieran descubrir las verdaderas posibilidades del medio.